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En el Almonte. Vista del molino, después central hidroeléctrica G. V.
La tragedia de Navezuelas cumple un siglo

La tragedia de Navezuelas cumple un siglo

En 1920 una tormenta ocasionó la muerte de una mujer y tres de sus hijas en un molino que, con el tiempo, la familia convirtió en la primera hidroeléctrica de la zona

E. G. R.

Domingo, 14 de junio 2020, 17:58

Cuatro personas perdieron la vida hace ahora un siglo en Navezuelas (Cáceres, 646 habitantes en la actualidad) a consecuencia de una tormenta con fuerte descarga de agua. Una madre y tres de sus siete hijos perecieron en el molino harinero que a la postre sería una de las primeras centrales hidroeléctrica de la zona, destinada a la producción de alumbrado público.

Lola Ríos, bisnieta del protagonista de esta historia, Luis Ríos, explica que la familia quería haber hecho un homenaje con motivo del centenario de la tragedia, acaecida el 23 de mayo de 1920, pero que finalmente no ha podido ser debido al coronavirus.

«Nos remontamos al año 1901, donde un tal Luis Ríos Sánchez compra un huerto ubicado en la finca El Chaparral a su tío carnal Francisco Montes, los dos naturales de Cabañas del Castillo», narra la bisnieta, que se apoya en la información recogida por Gonzalo Vivas y Ángel Luis Mateos en el libro 'Por los cauces del Almonte'.

Luis Ríos –prosigue Lola– se casó con Justa Pulido y tuvieron siete hijos: Saturnino, Matilde, Trinidad, Domingo, Beatriz, Juana y María Dolores. En 1917 construyeron un molino harinero tras una inversión de 500 pesetas.

Tres años después –rememora– tuvo lugar «la mayor desgracia que se recuerda en el lugar. El Chaparral quedó marcado para la historia de Navezuelas y sus familias».

El molino estaba edificado junto a un pequeño torrente. Hacia las cuatro de la tarde del 23 de mayo de 1920 se originó una gran tormenta que descargó con virulencia en la cuenca del cauce desde su origen, en el Cancho Hurracado, hasta el molino harinero, llevándose por delante la vida de la madre, Justa, con tan solo 45 años, y tres de sus hijas menores, Beatriz, Juana y María Dolores, de 14, 8 y 5 años. Todas se encontraban en el interior del molino. Los cuerpos sin vida quedaron varados en diversos puntos del cauce.

A pesar de los malos tiempos vividos -prosigue Lola- la vida siguió adelante. Años después Luis Ríos Pulido «se juntó con Blasa Moreno, de Retamosa, para el cuidado de los hijos. No cabe duda de que Luis Ríos era un hombre inteligente con iniciativa y coraje para llevar a cabo una gran obra en lo económico y en lo humano después de tanta tragedia».

Alumbrado público

Ya en 1926 Luis acuerda, junto con sus hijos, montar un motor de gas pobre -combustible que surge de la oxidación de la biomasa y de productos de la pirolisis de ella-, marca Crossley Brothers, fabricado en Manchester, Inglaterra.

Recuerdos. Lola Ríos muestra la foto con el molino EGR

«Dicho motor lo hizo traer desde Madrid por carretera para continuar a pie en un carro tirado por bueyes, como su inteligencia y medios le permitieron. Incluso hubo que tirar la esquina de una casa en Roturas».

Con este motor acordaron crear una central hidroeléctrica destinada a la producción de alumbrado público con una inversión de 16.000 pesetas. «El padre pagó 500 pesetas y los hijos 2.500», apunta la bisnieta.

«Compró el motor porque no quería ser molinero de invierno, cuando el río llevaba suficiente agua, así cuando en verano el Almonte llevaba poca agua acoplaba el motor al molino mediante una correa de transmisión y molía sin problemas», explica Vivas.

Luis Ríos falleció el 27 de febrero de 1943 en Navezuelas y la concesión de la producción eléctrica fue otorgada a Hidroelétricas del Viejas a principios de los años 50 del siglo pasado, que posteriormente fue absorbida por Iberduero, explica Lola. Esta central se mantuvo activa varias décadas, siendo utilizada como establo después.

En la actualidad el edificio es propiedad de la familia de Carlos Javier Ríos, actual alcalde de Navezuelas, quienes procuran mantenerlo en pie mientras valoran su restauración, probablemente para establecimiento hostelero.

Para concluir, señala que Domingo Ríos Pulido (hijo de Luis) se casó con Tomasa Pulido Cortijo y tuvieron seis hijos: Gonzalo, Antonio, Bautista, Beatriz, Paco y Luis, «siendo este último el propietario de dicho molino, nieto y sobrino del protagonista de la historia. Domingo Ríos Pulido murió en 1966 y Tomasa en 1985. Vaya para ellos el homenaje de sus hijos y nietos».

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