José María Gómez de la torre
Domingo, 17 de noviembre 2019, 00:43
Me imagino que todos los escritores (y escritoras) en estos tiempos que corren estarán preocupados (y preocupadas) por escribir de una forma políticamente correcta, de dar visibilidad a la mujer y al mismo tiempo ser correctos (y correctas) en el aspecto lingüístico del idioma.
A mí al menos se me plantea el problema de que no existan unas reglas fijas para la formación del femenino de algunas palabras y que quede al libre albedrío de no sé quién el establecimiento de las mismas. Ahí tenemos las palabras miembra o portavoza utilizadas por alguna «miembra» del ámbito político de nuestra sociedad.
Pero es que alguna de las controvertidas palabras han pasado ya al diccionario de la RAE por el uso de las mismas sin que haya una regla fija en su formación. De ahí mi preocupación.
Veamos las palabras fiscal o concejal. Yo escribiría: la fiscal (la concejal) era una mujer normal, natural; una mujer real, igual a cualquier otra mujer.
Pero ¿es correcto? La RAE ha admitido los términos «fiscala» y «concejala». Mi duda es: si una palabra finalizada en «al» forma su femenino añadiéndole una «a« tal vez debería escribir «la fiscala (la concejala) era una mujer normala, naturala; una mujer reala, iguala a cualquier otra mujer». ¿O debo esperar a que alguna «dirigenta» o «influyenta» del pensamiento feminista lo utilice y lo imponga?
A propósito de «dirigenta» o «influyenta»: ¿Qué regla tengo que aplicar para hacer el femenino de palabras derivadas de verbos que acaban en ante, ente o iente? ¿De qué depende?
Hay palabras como presidenta, sirvienta, comedianta, clienta, dependienta (esta última depende del contexto; aun refiriéndose a una mujer se dice económicamente dependiente) admitidas por el uso. Pero ¿qué norma debo aplicar en los miles de casos que se presentan si no quiero que mis escritos pequen de sexistas? ¿debo escribir estudianta, cantanta, emigranta, supervivienta, indigenta, vigilanta, votanta, independienta, creyenta, contribuyenta, dibujanta...?
¿Por qué en lugar de «la juez» tenemos que decir «la jueza» (mira que suena mal) y con la misma terminación decimos «la nuez» y no «la nueza»? ¿Por qué nadie se plantea llamar «modelas» a las «modelos»?
Hay guías que indican que el léxico, la morfología y la sintaxis de la lengua han de hacer explícita la relación entre género y sexo, considerando sexistas la escritura o el discurso que no lo hagan si no garantizan la visibilidad de la mujer y no usan un lenguaje que «evoluciona de acuerdo con la sociedad», eliminando hábitos que lo masculinizan y que dejan a la mujer fuera al interpretar lo masculino como lo universal.
Estoy escribiendo este artículo durante la campaña electoral y de verdad que resulta pesada la reiteración de «todos y todas los ciudadanos y ciudadanas españoles y españolas» anteponiendo el «los» y olvidando el «las».
Política y propaganda
Pero creo que eso se utiliza solamente en el ámbito de los discursos políticos y de algunos escritos propagandísticos. No puedo creer que en su cotidiana forma de hablar ningún político se exprese de esta manera. No me imagino a un miembro (o una miembra) de la ejecutiva de un partido hablando así a su cónyuge al llegar tarde a su casa:
—¡Hola, cariño! ¡Qué tarde se me ha hecho! Ya acostaste al niño y a la niña, claro. Con este trajín casi ni lo veo ni la veo. ¡Es que los y las de la ejecutiva son más pesados y pesadas...! No te imaginas lo que me ha costado convencerlos y convencerlas para que se diga a los candidatos y candidatas que deben ser muy cuidadosos y cuidadosas al tocar el tema de la inmigración. Porque los ciudadanos y las ciudadanas españoles y españolas están cansados y cansadas de pedir a los gobernantes y las gobernantas que se resuelva de una vez este problema. Hay muchos y muchas que quieren que se tenga una atención especial con los niños y las niñas inmigrados e inmigradas, que llegan recién nacidos o recién nacidas, famélicos y famélicas, desnudos y desnudas, sin tener dónde caerse muertos o muertas. Pero como no todos ni todas piensan así...
No. Nadie habla así ordinariamente. Y si alguien lo hace de forma continuada es un indicio de crueldad, desconsideración o estupidez. ¿O no?
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