Carlos Marcos, autor del texto HOY
Las firmas de HOY Navalmoral

¡Qué tiempos aquellos...!

«Íbamos a ser ejemplo de comunidad emergente, con proyectos majestuosos, faraónicos, envidiables, atractivos y se quedó en polígonos de caminos y yerbajos con hectáreas de calles y parcelas abandonadas...»

CARLOS MARCOS, POLICÍA LOCAL JUBILADO

Sábado, 26 de marzo 2022, 18:10

Qué tiempos aquellos, en los que íbamos a ser una ciudad de progreso, de futuro, de aumentar a no se cuantos miles de habitantes por la creación de no se cuantas empresas... pero nos quedamos en lo que venimos siendo: un pueblo triste, desangelado, dividido física y socialmente, con un muro que nos debería avergonzar a todos... sin futuro.

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Qué tiempos aquellos en los que íbamos a ser reivindicativos, exigentes, demandantes de derechos, de bienestar; integrales, justos... pero seguimos esperando la caída del maná que justifique nuestra inacción, porque en el feisbu, güasa, tuiter y demás arreglamos todos los males que nos acontecen, pero que no nos pidan más. Ni defensa de las pocas empresas que se van a cerrar sin alternativas; ni implicación activa en reivindicaciones que nos van a partir por medio y a hundir los pocos negocios que van subsistiendo a duras penas dentro del casco urbano, ni ná de ná,

Qué tiempos aquellos en los que íbamos a ser ejemplo de comunidad emergente, con proyectos majestuosos, faraónicos, envidiables, atractivos y se quedó en polígonos de caminos y yerbajos con hectáreas de calles y parcelas abandonadas; promesas de empresas de la hostia que ni están ni se las esperan; instalaciones abandonadas y progresivamente en deterioro... Eso sí, como pistas de velocidad, circuitos de prácticas para futuros conductores, pistas de entrenamiento, chollos de descuideros del chatarreo y otros menesteres están de lujo.

Qué tiempos aquellos en los que íbamos a ser un pueblo con políticos ejemplares, dedicados a sus vecinos (que pa' eso se supone que entran), con proyectos, con ideas; todos a una en pos de la colectividad… Pero de ahí a la realidad.

La política se ha convertido en el egocentrismo de narcisistas y acomplejados que con los bolsillos llenos, con el dinero de los demás, satisfacen sus sueños oníricos frustrados, sus elucubraciones y sus carencias socio-afectivas... y aunque sigue habiendo servidores/as públicos honestos y con principios -que los hay, siempre los ha habido-, se ensombrecen y desaparecen (no sabemos si porque quieren o porque les obligan), apartados, marginados, ignorados por la «nueva política camaleónica»... y no se revelan, transigen y aceptan, ¿estarán de acuerdo?.

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Qué tiempos aquellos en los que íbamos a tener una policía ejemplar, referente, envidiada, eficaz y entregada... que la tuvimos.

Pero se han empeñado en desmantelarla, en desmotivarla, en despreciarla y en maltratarla hasta la extenuación. Menos de la mitad de los efectivos que el pueblo de Navalmoral está pagando con sus impuestos, y los pocos que quedan planteándose largarse de aquí en cuanto puedan porque el clima es irrespirable, imposible, inadmisible; con la reducción y supresión de servicios que garanticen la seguridad, su seguridad, nuestra seguridad... y todo con el silencio, el asentimiento y la aprobación de esa «nueva política».

¿Qué nos queda?

Y llegados a este punto, ¿que nos queda?

Pues nos quedarán cuatro eurinos pa' tomarnos algo; gran parte del sueldecillo pa' comprar el móvil de última generación -eso que no falte-; el burrikin abierto pa' ir con el coche -andando no que me canso, y queda mu güai hacer cola alrededor del edificio-, a comprar eso que dicen comida; el feisbú pa desahogar penas, criticar, machacar, desnudar nuestras vidas y arreglar el país; la consola o el móvil pal niño, pa' que «nos deje en paz» cuando estamos con los/las coleguitas tomándonos algo.

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También nos queda el ir dejando pasar el tiempo, la vida, el futuro... sin pena ni gloria, echando kilos, arrugándonos, acomodándonos y nos quedará el paro o la ayuda social pa' seguir malviviendo y seguir creyendo en cantos de sirena que nunca llegan...

Y cuando tengamos un ratino entre sálvame naranja y sálvame limón, y nos dé por reflexionar en lo que quisimos ser y no nos salió de los gúevos serlo, la vida se nos habrá pasao sin pena ni gloria. Pero será ese ratino, enseguida mandaremos otro güasas, otro post, otra foto a las redes; y abriremos otra cervecita, seguiremos con la tele...y a seguir que son cuatro días.

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Somos postureo, «que dirán», «bienquedas», «yonodigoná», obedientes inmaculados de juego de tronos que defendemos a muerte y empatizamos con quienes les importamos una puta mierda... y mientras tanto, a seguir con nuestras quejas-protestas-reivindicaciones de barras y terrazas de bar y tertulias, mientras ellos a los suyo, a lucir palmito, a estrenar abrigo, a lanzar promesas falsas e inasumibles... a prometer hasta meter.

Brillemos por nosotros mismos, no dejemos que otros manipulen nuestra luz.

Salud y fuerza

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