Aún estamos a tiempo: el tren en superficie arruinará a Navalmoral
«Apelamos a la mediación institucional de la Junta de Extremadura para que se nos escuche, porque el soterramiento requiere una solución política»
Plataforma No al Muro
Miércoles, 6 de noviembre 2019
No hay razones suficientes para sostener un proyecto de infraestructura clave para Extremadura que convierta a una ciudad en inhabitable cuando se sabe que hay todavía una alternativa. Y de esto se trata en la línea de alta velocidad Madrid-Extremadura, y en concreto en el tramo de Arroyo Santa María-Navalmoral de la Mata, aún en redacción, con mejoras, tal y como se aprobó en el año 2010.
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Desde entonces ha pasado casi una década para que podamos hacer un proyecto mejor, y todo un siglo para que por fin tengamos una solución que, según todas las políticas europeas tanto urbanas como de infraestructuras básicas al respecto, ponga el foco en la sostenibilidad. Es decir, dar prioridad al riesgo de despoblamiento evidente en nuestra región y mejorar un urbanismo regional que ponga en práctica los enfoques de conexión social, económica y ecológica. ( Agenda Urbana Europea y Red Básica Transeuropea de Infraestructuras).
La creación de un muro, aunque evite el peligro de los pasos a nivel, no consigue esos objetivos, más bien provoca otros nuevos junto con grandes deterioros sociales y económicos irreversibles. La construcción de un muro obliga a forzadas soluciones de conectividad tanto para vehículos como para peatones empeorando la trama urbana existente, como se ha puesto de manifiesto en los diferentes informes y estudios realizados con el apoyo del Colegio de Arquitectos de Extremadura.
La construcción de un muro supone entonces
•Riesgos potenciales significativos de inundación, en el escenario de cambio climático actual, que un muro y pasos bajo nivel añadidos agravarían su peligrosidad, y no solo con daños materiales. (Navalmoral de la Mata en los Mapas de Riesgos está considerada con la categoría de riesgo alta).
•Riesgos de evacuación de la población en caso de una emergencia nuclear dado que en la central nuclear de Almaraz seguirán durante decenios residuos radiactivos de alta actividad. Ni siquiera los camiones de bomberos podrían pasar al no tener el gálibo o altura suficiente en el paso para vehículos directamente previsto (Calle Pablo Luengo).
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•Riesgos de exclusión social e incumplimiento de las actuales políticas sobre perspectiva de género y accesibilidad a personas mayores, niños y discapacitados agravando la desigualdad que tanto la Ley del suelo extremeña ( LOTUS, 2019) como la ley de Accesibilidad universal de Extremadura (2014) protegen.
•Riesgos derivados de soluciones forzadas al tráfico rodado, fundamentalmente en el entorno de las estaciones de autobuses y de trenes, lo que supondría tener más de mil vehículos hora concentrados en un solo punto provocando un caos de manera cotidiana y la ruina de comercios, negocios y tiendas locales. (Estudio de flujos de vehículos. Ayto. Navalmoral de la Mata. 2017).
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Por tanto exigimos al Ministerio de Fomento, y a Adif, que se «reconsidere» y por tanto se «renueve» el proyecto actual en superficie para poder soterrar la parte urbana de la ciudad antes de su presentación definitiva. Pero para ello se precisa una decisión política clara que las próximas elecciones pueden resolver.
Estudiar y proyectar el soterramiento de la parte urbana del tren de alta velocidad a su paso por Navalmoral de la Mata (tercera ciudad de la provincia de Cáceres) es adecuarse a unas características urbanas muy concretas que así lo requieren. Las inversiones en infraestructuras, por su duración en el tiempo, deben ayudar a sostener la población y a mejorar la conectividad comarcal y regional, por tanto, no es solo una cuestión localista o de pequeño alcance. Y tampoco es una cuestión de plazos a sabiendas que el tramo Talayuela-Madrid ni siquiera está proyectado.
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Pedimos ser «realistas» cuando apelamos a la mediación institucional de la Junta de Extremadura, al propio presidente Guillermo Fernández Vara, pues es de justicia territorial que se nos escuche ahora donde nunca tuvimos un trato favorable en materia ferroviaria.
Aún estamos a tiempo para ello. Solo precisamos de una voluntad política que no deje a Extremadura nuevamente en inferioridad de condiciones.
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