HOY

Una sonrisa para las víctimas del terremoto de Marruecos

La expedición extremeña de Payasos Sin Fronteras asiste, sobre el terreno, a damnificados por el seísmo sufrido en septiembre

Eloy García

Miércoles, 13 de diciembre 2023, 17:06

Una quincena de actuaciones a las que han asistido más de 1.500 niños de espectadores, acompañados de padres y profesores, todas víctimas del terremoto que en septiembre asoló buena parte de la región marroquí de Marrakech-Safi.

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Estas son algunas cifras de la última expedición que Payasos Sin Fronteras ha llevado a cabo, protagonizada por una delegación extremeña compuesta por Ángela Amaya, Rosario Amaya, Javier Ceballos y José Antonio Maestro, además del asturiano Nacho Camarero, que estuvo días antes para preparar toda la logística de la gira.      

Con Ceballos y Maestro, integrantes de la compañía Asaco Producciones, charló HOY, asegurando que «no se ha tratado de una experiencia más», principalmente por la cercanía del desastre natural y por ser el primer colectivo de este tipo que llegaba a algunas de las zonas más devastadas.

Una de las aldeas del Atlas en las que han actuado HOY

«Hemos estado en pueblos y asentamientos que ya antes del terremoto vivían en precario, así es que imagina ahora. En tiendas de campaña mientras intentan reconstruir colegios, casas, etcétera», explica Maestro Mojena. «Creo que muchos de estos poblados ni siquiera salen en el Google Maps», afirma.      

No obstante, allí donde llegaron con su espectáculo recibían «mucha generosidad, dándonos lo poco que tenían, aunque fueran unos frutos secos», vivencia que ya han experimentado en expediciones anteriores a campos de refugiados y a otras zonas deprimidas.      

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Insisten en que en esta ocasión ha sido diferente, pues a muchas aldeas a las que fueron ni siquiera había llegado la ayuda gubernamental, después de más de dos meses.      

Viviendo en tiendas

«Cuanto más alejados están, más tarda la ayuda. Para llegar a algunos pueblos tardamos seis horas en coche desde Marrakech. En el mejor de los casos el ejército estaba arreglando carreteras o habían montado pequeños hospitales de campaña, pero la gente sigue viviendo en las tiendas mientras intentan reconstruirlo», narra Ceballos.

A estas vicisitudes se une que se trata de poblaciones ubicadas a más de 2.000 metros de altitud, con bajas temperaturas por la noche. De hecho, compartieron caravana con la oenegé local Wiadad, que llevaba estufas de leña a estos núcleos.      

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La gira de espectáculos se desarrolló entre el 15 y el 22 de noviembre en varios colegios de Marrakech, con ocho actuaciones, y en aldeas del Atlas, siete en este caso. El objetivo era «ofrecer apoyo emocional, reforzar los procesos de resiliencia y reducir la sintomatología del estrés postraumático en los niños y niñas afectados, así como en sus familias, a través de la risa», explican desde Payasos Sin Fronteras. 

«Es muy duro ver gente muy abandonada, sin casas, sin colegios, buscándose la vida para sobrevivir. Y más aún cuando se trata de niños», lamenta Maestro, explicando que ya antes del terremoto la economía era de subsistencia, con nogales, olivos y la poca ganadería que pueden sacar adelante.      

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El por qué de lo que desde hace años es una vocación lo explica Javier Ceballos, rememorando cuando en el año 2.000 se embarcaron en la primera expedición de este tipo, con el mismo colectivo, al Sáhara. «Descubrimos que la figura del payaso no solo tiene la vertiente escénica, sino una social, con posibilidades de ejercer acciones humanitarias desde el humor, compartiendo la vida en torno al payaso. Esa es la principal motivación de nuestro trabajo».

La expedición la formaron Ángela y Rosario Amaya, Javier Ceballos y José A. Maestro HOY

Desde aquel Sáhara ha habido más, cerca de una veintena, de intervenciones similares capitaneadas por la delegación extremeña de Payasos Sin Fronteras. Guatemala, El Salvador, Nicaragua, Irak, República del Congo, Jordania, Burkina Faso, Etiopía, Líbano, Perú,…

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En la mayoría de ellas, contando con los payasos de Asaco entre sus integrantes, dispuestos a seguir haciéndolo con el mismo entusiasmo y expectación que hace 23 años.      

Esta vez la expedición ha sido sufragada por el Ayuntamiento de Barcelona, con una donación de Distribuciones Ormeño, de Valdehúncar, que ponen de relieve «porque han aportado todo lo que han podido, dentro de sus posibilidades».    

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