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La soledad del autónomo
Reflexiones sobre la crisis del coronavirus

La soledad del autónomo

«Soledad que se acrecienta cuando navegas por las turbulentas e incomprensibles aguas de la burocracia que te exigen las entidades bancarias y las mutuas para poder acogerte a las ayudas económicas»

Paco Bravo, profesor de apoyo en ciencias

Viernes, 1 de mayo 2020, 22:03

Cuando me hice autónomo pensé que sería bueno ser dueño de mis propias iniciativas y poder desarrollar mi forma de trabajar ciñéndome a mis inquietudes y métodos. Llevo ya más años de los que mi cuerpo quisiera ejerciendo como autónomo en la especialidad de enseñanza, que, dicho sea de paso, me apasiona. Nunca pensé, como casi todo el mundo, que llegaría a vivir una situación tan horrorosa como la que padecemos por el puñetero, por no decir algo mucho peor y mal sonante, bichito este.

Causante de que toda mi filosofía laboral e incluso la vital, se me haya venido abajo. Desde que empezó todo esto me he sentido muy sólo en lo referente a mi trabajo, cosa que no debería de extrañar, ya que la soledad del autónomo es un fenómeno conocido y estudiado. Pero no me refiero a esa soledad elegida por todos los que optamos por trabajar por cuenta propia, si no a la soledad de no encontrar a congéneres con los mismos problemas, mismas formas de afrontar los reveses y, por supuesto, similares inquietudes para salir de esta pesadilla.

Soledad que se acrecienta cuando navegas por las turbulentas e incomprensibles aguas de la burocracia que te exigen las entidades bancarias y las mutuas para poder acogerte a las ayudas económicas. Son en esos momentos, cuando intentas obtener estos papeles, que comprendes la estupidez humana de pedirte llegar a un punto, sin que este exista. Piensas que eres un inútil, ya que si te exigen esos documentos, será por una razón poderosa. Pero con el paso de los días te das cuenta que no es por eso, todo radica en la desconfianza que tiene el ser humano en los que le rodean, tenemos que justificar con papeles sí o sí, aunque te estés muriendo de hambre.

Declaración responsable

En estos días hay dos palabras que rebotan en mi cabeza, DECLARACIÓN RESPONSABLE. Debemos de justificar que somos responsables ahora que hemos cesado en nuestra actividad, ¿qué pasa? Que cuando estábamos ejerciendo como currantes, los impuestos nos irradiaban responsabilidad a raudales, y ahora que estamos encerrados en casa, nos hemos convertido en seres de dudosa credibilidad.

Ante esta travesía por el desierto he sentido envidia de aquellos que trabajan en empresas con miles de empleados, de los funcionarios... envidia de todos aquellos que pueden coger el teléfono y hablar con alguien de problemas comunes e intentos de soluciones compartidas.

Pero en esta soledad del autónomo confío que llegue el día de volver a gozar de mi libertad de poder decidir con mi vida laboral lo que más contribuya a mi felicidad vital.

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