
CARLOS MARCOS, capitán trueno
Jueves, 11 de marzo 2021, 09:35
Tiempos ha, cuando los que habitaban por estos lares de gente llana, orgullosa, trabajadora y luchadora vivían bajo el yugo de castas dominantes, propietarias de todo lo que se acertaba a ver a nuestro alrededor; de todas las propiedades y moradas; de todas las vidas que dominaban, que eran el resto de los mortales.
Éramos tan discretos, tan humildes, que nuestros señoritingos, despóticos y arrogantes donde los hubiera, pasaban como hermanos pequeños de los altivos y prepotentes señorones andaluces de sombrero y caballo; aunque unos y otros procesaban devotos acérrimos a deidades salvadoras y milagrosas como algo que les pertenecía en exclusiva; practicaban la supremacía y dominio; eran asiduos de copita y plato de jamón; ejercían el abuso y derecho a pernada; y eran frecuentes de pecados y excesos...
Pero llegan tiempos nuevos; y cuando ya pensábamos que teníamos superadas las épocas de los santos inocentes; cuando considerábamos que nuestra 'nueva vida' nos traería igualdad, confraternidad, solidaridad; cuando imaginábamos que después de años de readaptación y acoplamiento a una sociedad democrática y de derecho, llegan los nuevos señoritos.
Ya no son esos personajes que te miraban por encima del hombro, desde sus monturas, desde sus poltronas, desde sus púlpitos. ahora pasan desapercibidos, disfrazados de superguais, enrollaos, abiertos, demócratas, que te venden la burra con una frialdad y un morro que hasta te hacen dudar.
Sus principios serán reformistas, progresistas, liberales, ¡qué más dará!... los irán moldeando paulatinamente en función de sus necesidades personales, de sus ambiciones económicas, de sus conquistas materiales
Los nuevos señoritos se mueven en ambientes elitistas, de fiestas, de reuniones, de excesos y de aparente continuo.
Los nuevos señoritos reparten dádivas y favores entre sus acólitos y colectivos afines para seguir teniendo el respaldo y el amparo que les perpetúe en ese gran mundo que creen vivir.
Los nuevos señoritos apelan a la igualdad, a la lucha y a la revolución desde sus privilegiadas mansiones de lujo y excesos. Eso sí, debidamente custodiadas por decenas de 'soldados a la fuerza'.
Los nuevos señoritos son los que, desde su poder, prometen se comprometen y embaucan con palabrería y falsos sentimientos para que les des lo que necesitan, y después te dejan tirado.
Como buenos señoritos defienden sus haciendas y a sus vasallos; y si otro señorío hace peligrar sus pertenencias se vocean, se insultan, se faltan al respeto, se ¡¡con la boca chicaaaa!!.
¿Acaso pensáis que entre los amos se van a putear?
Aprendices de nuevos señoritos
Y como era de esperar, en esa misma línea están los aprendices de nuevos señoritos. Mucho más burdos, mucho más bastos, mucho más limitados en lo que se necesita para llegar a ese miserable estatus. Pero ahí los tienes, como si se hubieran dedicao to la vida a ello.
Todo creen controlarlo, todo creen saberlo. Viven en su mundo paralelo de poder y dominio; de marcar nuestros destinos y nuestras vidas, y como buen 'nuevo señorito' renuncia a todo lo que fue: a sus amigos, a su familia, a su moral, a su ética...ignorante, «es que no será consciente de que es un peón a sacrificar cuando llegue el momento», que gozará de privilegios mientras sea útil...y luego qué?, quien te devolverá a la realidad…a la dignidad?
Y sin duda a todos les falta algo, porque si no, no estarían en la búsqueda continua de querer más, de acaparar más, de dominar más; algo que les devuelva a la vida normal, a la relación normal, al disfrute de cosas sencillas pero importantes, a relacionarse y convivir de nuevo. Algo que por mucho que se han empeñado en quitarnos, nosotros sí seguimos disfrutando y nos sigue haciendo humanos.
Por último, y aunque no nos lo creamos, están los señoritos decentes, ¡¡si si, existen!!. Ellos renuncian a sus privilegios en favor de la gente que tiene a su alrededor, intentan que su vida sea digna, trabajan por una justicia social y económica que nos haga más iguales… pero hay un problema: si aceptan, si amparan y si protegen a quienes quieren seguir siendo señoritos a la vieja usanza, están siendo colaboradores necesarios de ello, por lo que serán tan responsables de actitudes, procederes y comportamientos como el resto de los señoritos.
En fin, son los señoritos, están a otros menesteres.
«Si no podemos hacer realidad nuestras ilusiones, por lo menos ilusionemos nuestra realidad»
Pd: cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia…¿o no?
Salud y fuerza
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