Raquel Medina, alcaldesa
Miércoles, 8 de abril 2020, 22:42
En estas semanas de confinamiento recuerdo, más que nunca, a mi abuelo Marcos, un sabio de la vida, quizás porque no fue fácil forjarse una, como para tantos y tantos de su generación. Cuando de pequeña no le daba importancia a las cosas sencillas, básicas por el mero hecho de serlo, siempre me decía que era porque no sabía que significaba no tenerlas… Hace tiempo que entendí sus palabras pero ahora las pongo más en valor, un abrazo a mi familia, una caña con mis amigos, un paseo por nuestro campo… la sensación de ser libre, de no tener miedo.
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Supongo que esta reflexión la comparte más de una persona y por eso, el día a día de Raquel Medina, como morala y como ciudadana normal, no difiere mucho de otra persona cualquiera. Por las mañanas, junto a mis compañeros, en el Ayuntamiento coordinando acciones y protocolos tanto con los empleados públicos como con organizaciones, otras administraciones o gente particular que se vuelca por colaborar y aportar en estos duros momento. Reuniones que, como no puede ser de otro modo, realizamos extremando las medidas de precaución y cumpliendo todas las medidas preventivas que se nos ha marcado desde el ministerio y la consejería.
Y luego, cuando me confino en casa, intento salir lo mínimo posible, única y exclusivamente si mis responsabilidades como alcaldesa lo requieren. Cuando llego, a mediodía, no suelo salir hasta el día siguiente. Y el día a día en casa es igual que el de cualquier persona que tiene hijos. Preocupada porque ellos lo lleven de la mejor manera posible, para evitar que se aburran o angustien, aprovechas para salir al balcón y participar de todas aquellas iniciativas que tienen tus vecinos y vecinas, que son asombrosas. Parece mentira que, a estas alturas, hayamos recuperado esa complicidad y esa necesidad de «ser vecinos».
Afortunadamente el barrio donde yo vivo está siempre súper animado y aprovecho para darles las gracias. Hay una serie de horarios establecidos en el que se hacen un montón de actividades comunitarias, cada uno desde el balcón o la terraza, como puede e intentando animara a la persona de al lado.
Las tardes también están para hacer deberes, ver películas, bailar o jugar con Irene, aunque los gustos difieran bastante. Es increíble pasar más tiempo con ella, siempre aprendo algo nuevo, sus conversaciones, sus puntos de vista… vivir con una adolescente te abre un mundo de perspectivas a tener en cuenta.
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Y leer y leer mucho, que es una de las cuestiones positivas en este aislamiento. He podido recuperar el hábito de leer más de lo que normalmente quiero o puedo. La mejor desconexión cuando necesitas coger fuerzas, buena música y mejor libro.
Básicamente ese es mi día a día, que intento llevar de un manera positiva. No veo programas de televisión que hablen del coronavirus más allá de las noticias, porque las opiniones son muy variadas, muy sesgadas y a veces incluso tienen intereses particulares. Prefiero estar informada por los cauces y organismos oficiales. Intentarlo llevar lo mejor que se puede agudizando la mente para que cada día sea distinto al otro y mantener contacto con mi familia, con mi madre, que está sola en su casa, con video llamadas, o reírnos con las ocurrencias de mis sobrinos, de 3 y 6 años. Imagínatelos en casa todo el día, las historias que tienen mi hermano y mi cuñada son para hacer un libro.
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Hay que ser responsables
Y, sinceramente preocupada, deseando que esta situación pase cuanto antes mejor. Queda mucho por hacer pero lo haremos juntos y juntas.
No quiero dejar de aprovechar para hacer un llamamiento. Sé que es complicado, que es difícil, todo el mundo estamos sufriendo el aislamiento a nivel laboral, económico y familiar, pero sabemos que es necesario. Al virus le vencemos así, quedándonos en casa. Pero quedándonos de verdad, no usemos nuestra gran capacidad para la picaresca, ahora no, ahora toca ser responsables como ciudadanía y como personas.
Es duro pero es lo que debemos hacer, luego nos lo vamos a alegrar, lo vamos a contar y vamos a enorgullecernos de la fortaleza y responsabilidad que todos y todas, como sociedad hemos demostrado. Navalmoral siempre ha sido ejemplo de esperanza, de encuentro, de lucha, sigamos demostrando que podemos conseguir todo lo que nos propongamos como pueblo.
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GRACIAS, sobre todo a aquellas personas que día a día, sin descanso, sin flaqueza, lucháis en primera línea contra este virus, sois nuestra mejor bandera, nuestro mejor ejemplo.
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