Al menos una semana lleva pudriéndose el cadáver de este animal que alguien arrojó en la dehesa boyal de Navalmoral se supone que después de morir. Y allí permanece, cerca de la laguna próxima a la estación depuradora de aguas residuales, pese a que hace unos días fueran advertidas varias concejalías de su presencia, no solo por cuestión estética, en una zona donde abundan los vertidos de todo tipo sin que nadie lo remedie, sino, sobre todo, de salubridad.
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.