
JOSÉ LUIS DOMÍNGUEZ, delegado sindical de ccoo
Jueves, 16 de diciembre 2021, 11:57
Son las 8.00 h. y empiezan a sonar los teléfonos del centro de salud ininterrumpidamente. Las administrativas no pueden resolver todas las llamadas y la atención al público a la vez. Solo hay cinco trabajadoras cuando en verdad cuenta con seis plazas. La gerencia se pone a silbar cuando se lo dices una y otra vez.
Empiezas la consulta, vas solucionando las situaciones administrativas y viendo las patologías que van surgiendo, hasta que sales a llamar un paciente y... te parten la cara. No te preocupes la gerencia ha puesto un 'botón de pánico' para que avises una vez que te han agredido.
Que se demoran las consultas de especializada, tranquilo. Ahí tienes a todo un grupo de profesionales del centro de salud, que nada tienen que ver con esa demora, a los que te puedes dirigir a protestar. No pasa nada, nos hemos acostumbrado a la anormalidad.
Que no te dan cita en una semana, por falta de personal, puedes ir a las redes sociales a acordarte de la familia de todos los que trabajan en el centro de salud, ir a urgencias del PAC a cabrearte si no te atienden como tú crees o a las urgencias del hospital a protestar. Y tranquilo, que la UCRI algún día dejará de ser una leyenda urbana.
No se puede trabajar con miedo
El otro día en la concentración de repulsa por la agresión a un profesional del centro de salud de Navalmoral de la Mata me lo contaba un compañero que hace un tiempo fue agredido: «lo peor ni siquiera fue la agresión en un día de Nochevieja. Lo peor fue ir a poner la denuncia, en soledad, sin poder entender que vas a prestar un servicio a la sociedad en un día festivo y acabas teniendo que ir a narrar unos hechos tan tristes». Y el miedo añado yo. No se puede trabajar con miedo.
Espero que todo lo que ha pasado sirva a nuestra sociedad para que se conciencien que detrás de cada profesional hay una persona, y que si alguien no está de acuerdo con la atención recibida tiene mecanismos para reclamar. Y para que nuestros gestores sean conscientes que deben proteger a sus trabajadores y garantizar la seguridad de todos.
Eso sí, vaya por delante que hay una gran mayoría de ciudadanos/as que da gusto trabajar para ellos, siempre educados y amables, que entienden que estás ahí para ayudarlos.
¡Qué lejos quedan los aplausos de las ocho de la tarde! Nunca pensé que tuviéramos un consejero de Sanidad con dotes predictivas.
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