

Domingo Quijada
Lunes, 21 de octubre 2019, 22:20
Habrá quien piense -y no le faltan motivos para hacerlo- que estoy exagerando, pero no es menos cierto que en el barrio de Saint Denis se congregaban, y lo hacen aún muchos de ellos, un gran número de moralos que emigraron en diferentes etapas hacia ese suburbio de París, lo mismo que al cercano de Aubervilliers.
Y así, a lo largo de mis años buceando en los archivos con el fin de intentar reconstruir nuestro pasado, son frecuentes las noticias que encuentro referente a esos desplazamientos, y que distingo según ciertas fases históricas.
Hubo una primera época en la que ya se hicieron notar. Me estoy refiriendo a cuando despuntaba el siglo XX, a sus primeros años, y tiene unas características muy precisas: en su mayoría se trataba de jóvenes –y algunos recién casados–, que ya habían cumplido sus largos y penosos deberes con la Patria, una vez que finalizaron las Guerras Coloniales de Cuba y Filipinas. Fue el caso de Germán Gómez Marcos, el padre y abuelo de Ventura el carpintero, y otros varios.
Por ello, cuando estalla la Primera Guerra Mundial, encontramos que ya había en dicha localidad francesa un destacado colectivo de emigrantes moralos de ambos sexos, de los que 12 regresan a Navalmoral, en enero de 1915, al estallar ese conflicto bélico; por lo que se crea la 'Junta de Damas, presidida por Elvira Rebate, para ayudar a su repatriación, a propuesta de la reina Victoria Eugenia.
Aunque algunos se integraron tanto que prefirieron no volver y quedarse allí, luchando en el bando de los aliados contra los alemanes. Incluso, uno de ellos pierde la vida en esta guerra: fue el caso del moralo Juan Martín (soldado de 2ª Clase, perteneciente al 1º Regimiento de Extranjeros de las fuerzas francesas y aliadas), casado (su esposa vivía en Navalmoral y, a pesar de ello, no regresa), que murió el 6 de Junio de 1915 en la 2ª Batalla de Ypres, en Bélgica.
Pero acabó esa guerra y, de nuevo, esos y otros moralos marchan a Saint-Denis. Al principio, en número inferior al de antes, aunque la cifra se incrementa después, sobre todo a finales de los años 20 Sin embargo la situación económica, con el hundimiento de la Bolsa de Nueva York, y el renovado conflicto entre Francia y Alemania que gestaba la 2ª Guerra Mundial, acrecentó la crisis en la década de los años 30, que no sólo afectaba a España, como observamos por lo ocurrido en abril de 1932.
Nuestro Ayuntamiento tuvo que abonar a 13 emigrantes moralos que residían en Francia -3 matrimonios y 7 niños, en su mayoría residentes de Saint-Denis- la mitad del billetaje del tren desde Irún, «por encontrarse allí como mendigos». Pero otros se quedan. Además, con la proclamación de la Segunda República española, varios se animan a regresar, ante las promesas de la Reforma Agraria.
La Guerra Civil
Y estalló la Guerra Civil española y, al finalizar, un buen número de exiliados republicanos marchan a Saint Denis, al cobijo de familiares y amigo. En 1939 se inicia la 2ª Guerra Mundial. Alemania invade Francia al año siguiente. Y algunos de esos paisanos, con antecedentes de izquierda, son perseguidos por los alemanes.
Ante esa situación, varios de ellos no dudan en integrarse en la «resistencia» contra los nazis. En 1945 acaba la 2ª Guerra Mundial y, cuando comienza la recuperación económica e industrial del país galo, necesitaba mano de obra, puesto que habían muerto muchos hombres en el conflicto bélico, unido a la gran crisis agraria que afecta a nuestra patria a partir de mitad de siglo, de nuevo se agiliza la emigración a Francia.
Como es evidente, los moralos que se marchan son los encuadrados en una doble problemática: los pertenecientes a las clases sociales más necesitadas, como jornaleros, empleados y pequeños propietarios, o los afectados por pasados antecedentes políticos, ya sean antiguos republicanos o represaliados.
En los años 60 el número de emigrantes se incrementó notablemente; aunque, en los 80, algunos volvieron tras cimentar su situación allí, a la vez que Navalmoral adquiría una gran pujanza y la crisis se hacía notar en el país galo. Pero fueron muchos los que permanecieron en Saint Denis o sus alrededores.
Como sus antecesores se integraron plenamente, contraen matrimonio –ellos, sus hijos o nietos– con franceses y francesas, como bien saben mis buenos amigos José Jiménez Ávila, José Luis Camacho Rossel o la notable pintora Sylvie -por poner tres ejemplos- que conocen el tema mejor que yo por haberlo vivido directamente.
Luis Duque, figura clave
En esa última etapa fue clave la figura del difunto Luis Duque Luengo, exalcalde de Navalmoral (1995-1999) y exdirector de Banesto quien, en su etapa de París (1968-1973), tras una visita circunstancial en 1967 a su hermana Olga (y René, su marido), se convierte en el enlace de los emigrantes moralos y extremeños que se esparcían por Saint Denis y otros barrios obreros de París, canalizando sus relaciones y el ahorro logrado con tanto esfuerzos hacia su patria chica o grande, en una época de pésima diplomacia entre España y la nación gala; a la vez que favorecía a su empresa, abriéndole un nuevo mercado.
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