

En las últimas semanas se ha repetido como nunca desde su denominación como tal, en noviembre del 2023, la calle Sadí de Buen Lozano. Se debe al incendio que se produjo el 29 de diciembre pasado en un inmueble de viviendas de la zona del 'hospitalillo' que sigue sin poder ocuparse casi un mes después.
En estas semanas han sido muchas las personas que han descubierto que es el nombre de un médico y científico barcelonés que fundó en 1924 el Instituto Nacional Antipalúdico de Navalmoral, de gran prestigio a nivel mundial en la investigación para erradicar la malaria.
Pero también ha permitido fijarse en que solo existe una placa con su nombre, en la fachada de la casa del deporte -junto al edificio donde estuvo ese instituto y que hoy es el Palacio de Justicia- en su trazado entre la vía y la plaza de España. Por el contrario quedan siete con el anterior, Calvo Sotelo, pese a que se cambió hace más de un año.
¿Tan difícil es retirar esas placas y poner unas nuevas?, se preguntan vecinos del entorno para evitar confusiones a carteros, repartidores, administraciones y a sus propios familiares. Osea, que sea Sadí de Buen Lozano en su totalidad, no compartida con Calvo Sotelo.
Por cierto, que casi coincidiendo con el primer aniversario del bautizo de la calle visitaron Navalmoral dos nietas del médico, Teresa y Beatriz, junto con otros familiares, procedentes de Zuera, en Zaragoza, donde habían llevado sus restos tras permanecer en Córdoba desde su fusilamiento en 1936, al comienzo de la Guerra Civil.
En su breve estancia estuvieron en la Fundación Concha, donde les mostraron algunos de los libros de su abuelo e incluso su rúbrica en el libro de firmas.
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