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Recreación de la planta de Envision HOY
Próxima estación…
Opinión

Próxima estación…

El paquete está pronto a ponerse sobre la mesa, el borrador llegó a las comunidades, las posiciones adoptadas, el placet de Moncloa parece ha sido vital...

José Luis Solano Rodríguez

Miércoles, 15 de junio 2022, 12:33

Los trenes vienen y van por este territorio de forma pausada sin abundancia de número ni de trayectos, como temerosos de quedarse varados en medio del campo vacío, como para hacerle compañía, rellenar huecos territoriales y humanos, temblando que no les coja la noche, arrojando a sus ocupantes a contemplar sobre el erial la Vía Láctea en una noche despejada, a recorrer a pie la distancia hasta la próxima estación, a esperar horas a que se acerque un convoy rescatador. Trenes de la vergüenza dicen, o tal vez desvergonzados de tanto quebranto.

Se aprecian cambios en su recorrido, nuevos trazados, electrificación, arreglos de estaciones,… Se anuncian nuevos-viejos modelos de tren, inéditos en esta tierra, heredados de los gallegos que parece ser también suben en el escalafón ferroviario, retocados, lo mismo para perder algo de morriña, de incertidumbre direccional arriba o abajo y para no contagiar que nos hagamos afiladores o meigas. Alvias dicen serán, que AVE es como escalar demasiado; no debemos tener prisa de tanto, ni tenemos economía para pagar viajes de ese nivel, que a la mínima cogemos el bus.

Parece que empezamos a entrar en el futuro, conectar con más lugares, viajar más rápidos y cómodos; formaremos parte del corredor de mercancías entre Sines y el Mediterráneo, entre el Cantábrico y Huelva, con el centro peninsular que nos llevará por otros derroteros. Un paquete nos viene. Un convoy se está poniendo en marcha, interesante y grandioso; una apuesta multinacional de inversiones múltiples para generaciones de energía interconectadas con amplio crecimiento fotovoltaico y energético, proyecto de eficiencia en baterías y almacenamiento que pudiera crear nuevas ciudades industriales, con macroproyectos como en China, EEUU, Japón o Mongolia, con mucho empleo.

Ha fijado sus ojos en Europa, en la península Ibérica, con un Portugal en crecimiento y una España viable en la zona interior, la que se vacía, donde Castilla y León, la Mancha y Extremadura tienen cama suficiente para incitar a quedarse y están bien vistas, sobre todo la nuestra y, dentro de ella, un Expacio a su norte. No ha tomado la primera posición tras rapto saguntino o puigniano, de tanta mano, pero sí una segunda; no será un proyecto de 40 gigavatios/hora habrá que conformarse con 30, en ello se ha conseguido dar un paso frente a competidores capitalinos como Ávila o Soria, por no mencionar alguna población manchega que también recibirán porción en la tarta -siendo ya una de ellas, Talavera, agraciada con una inversión de 1.000 millones de euros y la creación de 300 puestos de trabajo directos, dando en tres años una visión inaudita para ella- de la eficiencia energética y tecnológica en aras de lo que se llama tercera revolución industrial.

Si aquí se centrará en las baterías de litio, claves para la producción de coches eléctricos, allá parece ser lo hará en el hidrógeno verde en vista a garantizar una cadena de suministro que evite o pueda cortar una ruptura de ello, como se está viendo con Ucrania y los cereales, Argelia o Rusia y el gas o ya se vio en la pandemia con China.

El paquete está pronto a ponerse sobre la mesa, el borrador llegó a las comunidades, las posiciones adoptadas, el placet de Moncloa parece ha sido vital. En la agenda de ésta hay fecha pronta para firmar en acuerdo con el gigante Envisión, líder en tecnología verde, en un proyecto acogido al PERTE del coche eléctrico para recibir fondos de ese plan y tener un capacidad de producción de 600.000 baterías de litio al año en su liderazgo mundial.

Aquí, tras proyectarse invertir varios miles de millones en unos años y crear 3.000 empleos directos y 12.000 indirectos se obrará un cambio para la población en lo social, económico, comunicativo, de infraestructuras…. que puede sea complicado de afrontar y digerir, que no esté bien visto por todos –como ya se clama-, que se pretenda anclar en un pasado idílico y pastoril, nostálgico, «natural», como ya ocurrió en el país vecino cuando el dictador Oliveira Salazar cortó el establecimiento de Citroen en su Vimieiro (Alentejo) natal, porque quería ver campos amarillos y pastores con ovejas, mientras la población caía en el tercermundismo, en la emigración….

Puede que sucedan hechos poco deseados, pero corregibles. La industrialización es una necesidad para Extremadura, no sólo para que se aumenten los sueldos, como refería Vara, sino también para la diversidad económica, para frenar la emigración que no se ha conseguido con el modelo actual; tal vez lo macro no sea lo deseado, siendo deseable proyectos más versátiles, de empresas medianas y pequeñas, de autónomos, pero si esto no se ha producido, incluso viéndolas evadirse junto a capitales, se puede producir en la creación de puestos de trabajo indirectos, en una infraestructura económica diversificada de base.

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