«No me pongo límites, hasta donde pueda llegar...», dice Julia Lucas

–¿Cómo y cuándo nace tu pasión por la música?

–La música ha formado parte de mi vida desde que nací. En mi familia a todos les gusta cantar y saben tocar algún instrumento. Recuerdo que de pequeña siempre decía que de mayor quería ser cantante. Con 6 años, mi tío Susi, gerente de la tienda Musical Lukas y de la academia y estudio de grabación Classic & Comtemporary, me regaló un violín, y a partir de aquí empecé una ardua andadura con los instrumentos musicales y las clases. Violín, guitarra, piano, canto..., cada año estudiaba un instrumento, me gustaban todos, pero me aburría el solfeo y los iba dejando. Fue en 2015, al regalarme Priscila, mi abuela materna, un ukelele, cuando saltó la chispa que convirtió mi interés en pasión. Desde el principio me gustó el instrumento y empecé a estudiarlo, en la academia y de forma autodidacta. Ahora he retomado los estudios de solfeo y ya no me aburren, al contrario, me encanta aprender algo nuevo cada día.

–¿Quién fue la primera persona que descubrió tus aptitudes musicales?

–Creo que me han descubierto dos veces. La primera persona que dijo a mi madre que tenía que formarme en canto fue un profesor de la academia, Diego Gea. En el ensayo de la actuación en Mérida, Javi Campillo fue la segunda persona que se fijó en mí, indicando a su representante que estuviera pendiente de mi actuación. Como producto de aquella sugerencia nació el proyecto de grabar mi primer disco.

–¿Que estilo de música te gusta más?

–En general me gustan todos, pero si tengo que elegir, hoy por hoy, me quedo con la fusión pop indie.

–¿Cuánto tiempo dedicas a la música, la compaginas con otras actividades?

–Creo que me he convertido en una friki, dedico a la música prácticamente todo el tiempo, no me sobra nada para compaginarlo con otras actividades.

–¿Hay algún momento que marque un antes y un después en tu trayectoria musical?

–Sí, la buena acogida de mi actuación en el Teatro de Mérida ha supuesto un impulso y una motivación muy importantes, tanto que han dado un giro a mi vida haciendo que me vuelque de lleno, con más ilusión y energía que nunca, en esta actividad.

–¿Cómo surge tu participación en la entrega de Medallas por el Día de Extremadura?

–Mi tío Susi llamó a mi madre para decirla que la consejera de Cultura, Nuria Flores, le había pedido mi teléfono para proponerme actuar en el Teatro Romano de Mérida con motivo de la entrega de Medallas por el Día de Extremadura. Al parecer me había visto actuar en alguna sesión de micro abierto, de las que celebra la sala SoundClub de Navalmoral, y pensó en mí para este evento. Al principio nos surgió la duda de si estaría preparada para participar en un acontecimiento de tal repercusión, pero la ilusión venció a la duda y afortunadamente todo salió bien.

–¿De qué momento guardas mejor recuerdo en ese día?

–El silencio durante mi actuación en el Teatro de Mérida y la reacción del público al finalizarla, son momentos que no olvidaré nunca. Desgraciadamente mi padre falleció hace unos meses y no pudo ser testigo físico de esos momentos, pero seguro que tuvo algo que ver en ellos y a él quiero dedicárselos.

–¿Te esperabas este éxito o te ha pillado por sorpresa? ¿Cómo lo has asimilado?

–En absoluto, no me lo esperaba para nada. Ha sido una sorpresa que todavía estoy tratando de asimilar.

–¿Qué tal se llevan tus nervios con el escenario, qué sientes antes, durante y después de una actuación?

–Antes de actuar se llevan fatal con el escenario, una vez que empiezo lo llevo mejor y sólo después al terminar de actuar hay un momento en que parece que desaparecen por completo y siento un gran alivio interior que me tranquiliza.

–¿Puedes decirnos algo sobre tus objetivos a corto, medio y largo plazo?

–A corto plazo la grabación de mi primer disco, gracias a Rubén López, mi mánager, y a la oficina de Stay Alive 720º, en la que están otros artistas como Marilia, Vinila o Nacho Campillo, quien será mi productor. A medio y largo plazo seguir formándome a la vez que actúo y grabar más discos.

–¿Ves posible vivir de la música? ¿Hasta dónde te gustaría llegar?

–No es fácil vivir de la música pero se puede, de hecho hay quien lo hace. Respecto a la segunda pregunta, no me pongo límites, hasta donde pueda y más allá, por motivación y esfuerzo no va a quedar.

–¿A qué tipo de público va dirigida especialmente tu música?

–Va dirigida a todo tipo de público. Otra cosa es que guste a todos.

–¿Tienes idea del género y edad de tus principales seguidoras/es?

–La estadística en las redes sociales me dice que la mayor audiencia está entre los 18 y 24 años, en un porcentaje de género bastante equilibrado en el que ganan las chicas por muy poco.

–¿Tienes presencia en Internet?

–Sí, principalmente en Instagram y también en Facebook.

–Al margen de la música, ¿qué te gusta hacer en tu tiempo libre?

–Compartirlo con mi familia y amigos. No me importa tanto la actividad o el lugar si estoy en buena compañía.

–Cuéntanos alguna anécdota que te haya ocurrido como cantante, de esas que no se olvidan nunca.

–Te voy a contar dos que tienen que ver con mi actuación en Mérida. En el ensayo del día antes, la pantalla empezó anunciándome como Julia Rosa, comuniqué el error y al rato empezaron a llamar a una tal Rosa Julia que resulté ser yo, volví a comunicar el error y por fin pasaron a anunciarme como Julia «Lukas» pero con «k» en lugar de «c», parecía una maldición... Al día siguiente, cuando llegó el momento de actuar, resulta que en el escenario no había micrófono, ni silla. Se me pasó por la cabeza de todo, actuar sentada en el suelo, de pie con una pierna en alto para apoyar el ukelele, en fin, afortunadamente segundos antes de empezar aparecieron una silla y un micrófono, pero fue un rato bastante angustioso.

–Muchas gracias por tu tiempo Julia. ¡Enhorabuena por conseguir deleitar a tanta gente con tu voz! ¿Quieres añadir algo para despedirnos?

–Dar las gracias a todas las personas que me apoyan y me siguen, y dadas las fechas que estamos, desear a todo el mundo un feliz 2020.