

Desde hace años está decidido que el tren de alta velocidad a su paso por Navalmoral se construya en superficie, pero en lugar de tratar de mejorar el proyecto se está perdiendo el tiempo reivindicando un soterramiento que puede ser realizable, pero que es «inabordable por sus dificultades técnicas e inasumible por su coste económico. Y lo saben el equipo de gobierno y los concejales, pero aún así se sigue engañando y creando falsas expectativas, haciendo crecer la bola».
Así de contundente se mostró Fernando Urteaga en la rueda de prensa que ofreció el martes la plataforma Milana Bonita, en la que lamentaron en varias ocasiones la falta de información sobre el proyecto en superficie para que lo conozca la ciudadanía y pueda decidir.
Antes explicaron que durante este tiempo no han estado parados, y que si bien no han comparecido físicamente no han dejado de exigir que se recuperen los trenes suprimidos y, sobre todo, que se avance en su principal objetivo: que Extremadura tenga un tren digno en el menor tiempo posible. Un objetivo sobre el que su portavoz, Juan Carlos López, fue muy escéptico a la vista de los tramos que ni se han empezado, los que no tienen proyecto o los que llevan un retraso considerable.
Después José Manuel Blázquez anunció que abandonan la mesa de trabajo por el tren creada por el Ayuntamiento moralo por entender que «no sirve para nada», salvo para esperar una reunión con Adif y decir que no a todo, en lugar de tratar de mejorar lo que está proyectado, como les dijeron hace dos años y medio cuando se reunieron con el Ministerio de Fomento en Madrid.
No obstante aseguró que no están en contra del soterramiento de las vías, salvo si esa opción supone un retraso en el funcionamiento del tren de altas prestaciones o le cuesta dinero a los moralos, además de recordar que se trata de una inversión finalista, y que si no se hace en plazo el dinero podría perderse.
Asimismo señaló que el entonces alcalde, Rafael Mateos, acertó en el año 2006 al conseguir que el AVE fuera por el casco urbano, en lugar de hacer una variante, «y si entonces decidió que no fuera soterrado tendría sus razones, económicas y de seguridad, como dijo en su día».
Detalles técnicos
A continuación Fernando Urteaga entró en detalles técnicos por los que ven inabordable el soterramiento, de acuerdo a un estudio que han elaborado para ellos varios profesionales, como el millón de metros cúbicos de tierra que habría que remover, los 12 o 13 metros que se deberían bajar las vías, los 35 o 36 metros de anchura o los cuatro arroyos que encauzar. Todo eso dispararía su coste, «mucho mayor del que se dice. Porque no es lo mismo hacer un casa que un bloque de cuatro alturas».
Ahí acusaron a la plataforma No al Muro de no decir toda la verdad y de tergiversar datos e informaciones, como que los 18.000 habitantes de la población o los 50.000 de la zona rechazan el proyecto en superficie o que la manifestación por el soterramiento ha sido la más multitudinaria de las celebradas en Navalmoral, «cuando la que reivindicó la apertura del hospital o que no se cierre la central nuclear de Almaraz tuvieron cuatro o cinco veces más participantes».
Para terminar, defendieron la independencia política y económica de Milana Bonita, costeándoselo todo ellos, frente a mascarillas, calendarios o banderolas «que han salido del bolsillo de todos los moralos».
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