Aplausos para despedir a una persona muy querida Miguel Camacho

Una ovación espontánea y muy cariñosa despide a Domingo Quijada

Las muestras de dolor y de apoyo a la familia han sido constantes desde que se conoció su fallecimiento

HOY Navalmoral

Martes, 29 de septiembre 2020, 23:16

Una ovación espontánea, sincera y cariñosa ha despedido a Domingo Quijada tras el funeral que se ofició en la tarde del martes en la iglesia de las Angustias, con la bandera con el escudo de Navalmoral cubriendo su féretro, al día siguiente de su fallecimiento en Madrid a los 71 años.

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Desde entonces las muestras de consternación por la muerte del popular profesor e historiador y de apoyo a su familia han sido constantes físicamente y a través de las redes sociales por parte de vecinos, colectivos, compañeros, antiguos alumnos, autoridades municipales o medios de comunicación.

Un buen ejemplo es la elegía que le ha dedicado el poeta moralo Eladio Sanjuán, y que con su permiso reproducimos a modo de despedida, pero también de agradecimiento por la colaboración que Quijada prestó siempre a HOY y a HOY Navalmoral.

Te has ido tan callado y tan herido,

apenas sin quejarte, compañero.

Cronista de mi pueblo, muy querido.

La pena por la sangre lleva el duelo

del profesor que amando se ha dormido

con esa enfermedad de mal requiebro.

Cronista, luz y un hombre esclarecido,

que informaba de tiempos y borrascas,

aclarando los hechos ocurridos,

en el bello Arañuelo y su comarca,

alimentando mentes y cariños,

con la ternura toda de tu alma.

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Has abierto a la historia un gran camino

para llegar al misterio y al pasado,

allí donde se aprende lo que fuimos.

Has trabajado mucho, enamorado,

por la tierra, el amor y por los hijos

con la fuerza total de tu costado.

Hoy lloran por tu muerte hasta los niños,

y duele el corazón como una llaga

por la pena que quedas, buen amigo.

Montehermoso de pena se desangra,

y Navalmoral siente lo mismo

por la pena del hijo que se marcha.

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Adiós Domingo, amigo mío.

Virgen de las Angustias con tus alas,

ampara con tu amor a nuestro amigo

y enséñale en el Cielo su morada.

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