Ocho familias ucranianas han sido ya acogidas en Navalmoral y la zona
La mayoría han llegado gracias a las gestiones que viene haciendo un conocido policía local jubilado, Fernando Martín
Un total de 22 personas, pertenecientes a ocho familias, han sido sacadas en las últimas semanas del infierno que se está viviendo en Ucrania tras la invasión de Rusia y desplazadas a Navalmoral y la zona para ser alojadas en casas de acogida con familias «que les arroparán en todo momento. Y otras tres familias que vienen en camino».
Así lo dice el principal promotor de este operativo a nivel local, Fernando Martín, un conocido policía jubilado de quien hace unas fechas nos hicimos eco de una primera iniciativa solidaria, la recogida de mantas para Siria, y más tarde de medicinas y alimentos para Ucrania. Pero ésta de ahora es de una envergadura mucho mayor, puesto que se trata de traer personas, sobre todo mujeres y niños, con las dificultades que ello conlleva.
Lo decía en un emotivo texto en las redes sociales con un título que no puede ser más preciso: La vida en una maleta.
«Imaginemos que invaden nuestro país, que bombardean nuestra ciudad, que mueren vecinos a nuestro alrededor. Que tenemos que decidir qué cuatro cosas metemos en una maleta y nos echamos a la carretera con nuestros hijos para huir lo más lejos posible de la guerra. Que nos exponemos a los peligros de la huida -redes de traficantes, abusos, asaltos, torturas- y que, finalmente, durante horas o días, vivimos la incertidumbre de la acogida por un tercer país en el que podemos percibir un aceptable nivel de seguridad. Ojalá que cuando haya acabado la guerra en Ucrania las personas que hemos ayudado puedan volver a sus casas, con sus seres queridos, con las maletas llenas de esperanzas y fortalezas para la reconstrucción de sus vidas y la de su país».
Martín, tras recoger y ubicar el pasado fin de semana a otras tres familias, confesaba que es «tremendo y desgarrador conocer cómo estas madres exponen sus vidas para poner a salvo a sus hijos. Días y días hasta llegar a la frontera entre bombardeos y después aguardar colas que pueden durar una semana para lograr cruzar hasta Polonia. Escalofriante escuchar sus testimonios».
Más lugares de acogida
En otro momento apuntaba que cada día son más las familias que les piden que les saquen de Ucrania y afincarse temporalmente en la zona.
«Aquí les ofrecemos todo lo necesario para que intenten olvidar aquel calvario. Gracias a un trabajo entusiasta y, sobre todo, a la información que les llega de las familias que hemos traído anteriormente y que ya disponen de servicio médico, de documentación o que tienen a sus hijos en el colegio. Y lo más importante, seguimos preocupándonos de ellos», afirma.
«Necesitamos más lugares de acogida», terminaba manifestando el policía reconvertido en cooperante altruista.
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