

En menos de una semana, una vez que estrenemos el 2024, le quedarán cuatro años de actividad a la Unidad I de la central nuclear de Almaraz y cinco a la Unidad II, que tienen marcado el final de su etapa productiva en 2027 y 2028, respectivamente.
Siempre que no se modifique, claro, el acuerdo al que llegaron en su día el Ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfico y las empresas propietarias para el cierre paulatino de las plantas nucleares, aunque éstas últimas estarían dispuestas a estudiar prolongar su vida útil previa negociación sobre las condiciones presentes y futuras.
Dado ese escaso horizonte temporal, hace tiempo que se planificó por el Gobierno la construcción de almacenes temporales individualizados, los denominados ATI, en las centrales de Ascó, Vandellós II, Cofrentes y Almaraz, donde se ubican los siete reactores nucleares que operan en España, para recoger los residuos de alta actividad que se generen en las mismas hasta el cierre y vaciar las piscinas de combustible gastado para permitir empezar el desmantelamiento de las instalaciones.
En el caso de Almaraz será un ATI-100, esto es para más de 100 contenedores, frente a los 20 que tiene el que empezó a almacenar residuos en 2018. Tendrá un coste de más de 21,4 millones de euros...
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