Borrar
Dragones en San Andrés

Dragones en San Andrés

La escritora morala Noemí García Jiménez se suma a las fiestas del patrón desvelando algunas curiosidades de la iglesia

Noemí García Jiménez

Lunes, 27 de noviembre 2017, 21:04

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

El mes de noviembre viene dado por dos fiestas, los calbotes y San Andrés. En relación a la segunda, y a modo de felicitación de las fiestas patronales días antes de finalizar, desvelaré algunas curiosidades de la iglesia a la que da nombre el patrón de Navalmoral.

Para empezar, las cigüeñas. Algo escasas en estos últimos meses, pues sus nidos se muestran vacíos, parecen haber volado a sitios mejores, no son los únicos animales que habitan en la iglesia. Tampoco lo son las palomas que han encontrado algunos cómodos huecos en los muros donde hacer sus nidos. Fijándonos un poco, en una de sus portadas, la que da a la peatonal, hay dos dragones. Parecen vigilar la entrada al templo. Estos mágicos seres suelen representara san Juan Evangelista y resulta curioso verlos allí. ¿Serán un capricho de algún maestro cantero?¿Vigilan la entrada? En cualquier caso, mejor será que no cobren vida.

Si seguimos repasando su muro, hay un reloj de sol. Es fácil que a más de uno le haya pasado desapercibido, pues tenemos el reloj de la torre para indicarnos con sus toques las horas. En realidad, la torre cuenta con un reloj desde el año 1789, no hace tanto, y dudo mucho que sea el mismo que tenemos ahora. Volviendo al de sol puede resultar inútil, un mero objeto decorativo, además de lo incómodo que resulta sumarle las horas que llevamos de desfase con la hora solar, pero es realmente bello.

La torre de dos cuerpos, en vez de lateral, se sitúa central respecto a la fachada, con una puerta en el cuerpo bajo. Esto responde a una moda del siglo XV. Era frecuente que la torre ocupara esta posición en aquellas iglesias que no eran muy grandes, magnificando sus dimensiones. Desde entonces hasta nuestros días, esa puerta permite la entrada a través de un atrio.

Otro detalle repetido tanto en los muros como en su interior es un escudo de armas, el de la persona que impulsó la construcción de la actual iglesia sobre otra del siglo XV. Fue el entonces obispo de Plasencia, don Gutierre de Vargas y Carvajal (1524-1559). Las obras fueron lentas y no la llegó a ver terminada, pues no se finalizó hasta principios del siglo XVII, pero gracias a sus escudos, su mecenas siempre estuvo y estará presente.

En realidad, las obras tampoco acabaron en esa centuria. En el siglo XVIII, el trujillano Bartolomé Jerez edificó el desaparecido chapitel de la torre adornado con jarras y balaustres cerámicos. Además, se enlosó el suelo y se construyó el bautisterio, entre otras mejoras.

En el siglo siguiente, se instaló el reloj en la torre, la cual se modificaría en el siglo XIX, elevándose dos varas y perdiendo desgraciadamente el chapitel. Pero aquí no acabaron las obras, muchos recordamos la remodelación del año 2000, de momento la última relevante.

Retablo mayor

Ahora pasemos dentro, la vista se va inevitablemente al Retablo mayor. De madera sobredorada, con hornacinas laterales y lienzos centrales, en un lateral se encuentra la Virgen de Guadalupe y en posición central, la talla de san Andrés, el patrón de Navalmoral. Antes hubo un óleo con la imagen del santo que ahora creo que descansa en la sacristía, protegido de la luz y el aire.

Esa magnífica talla que veneramos es del siglo XVI, barroca, como la pila bautismal. Ambos son los mismos que hubo en la primera iglesia, lo único que nos queda de ella. Quizá de ahí que los mayordomos la mimen tanto.

En cuanto a ellos, revisando los documentos, se tiene constancia de la existencia de la cofradía de san Andrés, junto a siete más, desde el siglo XVII, aunque puede que en el siglo siguiente, coincidiendo con la ampliación de la iglesia, hubiera desaparecido, pues entre las cuatro que se menciona no está. También puede ser un error del escribano. En cualquier caso, en la actualidad la cofradía cuenta con buena salud y les deseo continuidad, una larga vida, al menos otros tres o cuatro siglos más.

Durante las fiestas además de participar en la novena del santo, las misas en su honor, los actos folklóricos, la quema del Hombre Inicuo o de los fuegos artificiales y disfrutar de otros actos lúdicos, como cada año se podrá escuchar el órgano.

Sin lugar a dudas, este órgano de tubos, con sus 54 teclas y 16 registros, es otro de los grandes tesoros de la iglesia de san Andrés. Fue construido en los años 1758-1759 por el maestro organero Francisco Yuste. El paso del tiempo no le libró de restauraciones y afinaciones durante los siglos XVIII y XIX, siendo una de las últimas más documentadas la realizada por el alemán F. Arold en 1941. Como cualquier instrumento sufre con los cambios de temperatura, tanto con el calor como la humedad, y no será la última. Se han podido escuchar las notas de esta joya barroca durante las fiestas del patrón.

En definitiva, felices fiestas de san Andrés 2017.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios