Miguel Ángel Marcos
Sábado, 24 de junio 2017, 11:26
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José Manuel Sánchez tenía 19 años cuando descubrió la Escuela de Capacitación Agraria, hoy Centro de Formación del Medio Rural, situado a medio camino entre Talayuela y Navalmoral de la Mata, de donde es natural su madre. Era el año 1990. Allí pasó dos cursos formándose como técnico agropecuario y capataz agrícola, que es la formación que se impartía entonces, hasta que poco a poco se fueron incorporando otras disciplinas, como las enseñanzas ecuestres.
En esos dos años se enamoró de la dehesa extremeña y de la fauna que la habita, que ejercieron tal fascinación en el joven estudiante que le hicieron escribir un libro narrando sus experiencias y descubrimientos. Incluso llegó a tener ilustraciones, espléndidas, realizadas en acuarela por Esperanza Soria Cirujeda. Aunque finalmente no llegó a publicarse por motivos que solo sabe la editorial.
«Me dijeron que no dependía de ellos, pero a los dos o tres meses sacaron otro libro, con las mismas ilustraciones, sobre el encinar mediterráneo. Me quedé a dos velas y muy decepcionado», explicaba a HOY poco después de presentar la publicación en la Casa de Comillas, dentro de la reciente Feria del Libro.
Casi tres décadas después de aquella decepción las vivencias de José Manuel se han convertido por fin, en un libro, 'Crónicas de la vida animal en el encinar. En las dehesas de Campo Arañuelo', publicado por Bubok Ediciones con presentación del conocido naturalista Joaquín Araujo y prólogo de José María González Mazón, expresidente de Adenex y profesor de la escuela en la que estudió su autor.
Además está magníficamente ilustrado con una treintena de acuarelas inéditas de Esperanza Soria, hechas nuevamente para la ocasión según los borradores de campo del autor.
Amor por los campos adehesados
«Estas crónicas relatan de una manera encantadora, original y divertida las experiencias de un joven que durante dos años vive inmerso en una escuela agraria que se halla emboscada en medio de los encinares adehesados de un rincón de Extremadura. Allí, a la sombra de la sierra de Gredos, descubrirá una fauna excepcional que habita bellísimos paisajes que recuerdan a las sabanas africanas; trepará a encinas para escapar de la persecución de vacas paridas cuando, en su afán por observar aves, salte cercados y se adentre en fincas privadas o donde tratará de aprender el difícil arte de la cetrería con un gavilucho al que llama don Sancho», se dice en la presentación.
Todo ello con el objetivo de «contagiar el amor por los campos adehesados» y transmitir la necesidad urgente de conservarlos.
«Vivía en Castellón, pero como mi madre es de Navalmoral venía aquí de crío a ver a mis abuelos, a mis amigos, recuerda. Un tío mío me comentó que había una Escuela de Capataces y que me viniera, porque decía que me gustaba poco estudiar y mucho los bichos. Y como me encantaban los animales me vine. Pero el libro no se centra en los animales. Más bien en vivencias. No es un libro de cigüeñas y rabilargos», aclara.
Por el contrario habla de 'El pueblo de las cigüeñas', 'La sombra de La Marquesa', 'Blancas y retintas', 'Entre ovejas y colmenas', 'El arte de la cetrería', 'Días de invierno' o 'Noches de luna', que son los títulos de algunos capítulos de esas crónicas, que han permanecido 27 años guardadas en un cajón. ¿Por qué publicarlas ahora?, le preguntamos.
«Empecé a pensarlo hace dos años, porque ahora es más fácil publicar tú mismo los libros. Me puse en contacto con la ilustradora de entonces, a la que encontré por Internet y me dijo que perfecto. Es el mismo libro, prácticamente sin modificar, salvo algún texto que he variado porque hay cosas que han cambiado en este periodo, como la encina grande, que ha muerto, o que El Gordo ya no tiene tantas cigüeñas. Para mí es una joya. Un libro de muy buen rollito, muy alegre, nada reivindicativo, ni ecologista ni nada. Son las vivencias de un chaval que descubre la dehesa. Por eso tiene mucha luz».
Los halcones de un jeque
Aquel chaval que salió de la Escuela de Capataces trabajó después en Alemania. Más tarde, durante once años, lo hizo en la ciudad árabe de Al Ain, en el centro de cría y conservación de halcones propiedad del jeque Jalifa bin Zayed al Nahyan, presidente de los Emiratos Árabes Unidos, quizá influenciado por las primeras nociones de cetrería que adquirió en Navalmoral.
«Pero eso se acabó hace un año, explica. Entró un virus y hubo que sacrificar a todos los pájaros, 500 halcones, de alto valor. Se cerró la empresa y me he venido a España. He aprovechado este tiempo para maquetar el libro, hablar con la editorial, buscar a la ilustradora.... Ahora mismo sigo en Castellón, como situándome. Después veremos lo que hago».
Lo que es seguro es que José Manuel quiere seguir escribiendo, y que no va a tardar tanto en publicar lo que escriba. «Tengo otro libro a punto -del que prefiere no desvelar nada- que quiero publicar a continuación, antes de final de año. Pero este era muy especial. Ha sido como sacarme un trauma que tenía dentro de algo que me quitaron», confiesa.
Traductor especializado
El autor de las 'Crónicas de la vida animal en el encinar' es socio de SEO/BirdLife desde 1989, técnico agropecuario y traductor especializado en zoología y cetrería, además de miembro de la Sección Autónoma de Traductores de Libros de la Asociación Colegial de Escritores de España y de la Asociación de Traductores, Correctores e Intérpretes.
Entre sus trabajos destacan 'Aves de presa de bajo vuelo', de Michael McDermott; la primera traducción al castellano de las casi 1.000 páginas de la obra cetrera 'De Arte Venandi cum Avibus', del emperador Federico II de Hohenstaufen, y el clásico 'La cetrería árabe', de Roger Upton, que también prologó en la edición española.
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