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Las preguntas de mi amigo

"Según una frase atribuida a Groucho Marx, la política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer diagnósticos equivocados y aplicar después remedios inadecuados"

José María Gómez de la torre

Sábado, 22 de octubre 2016, 20:33

Tengo un amigo al que le gusta filosofar, con el que me veo muy de tarde en tarde. Es del tipo de personas que cuando va a cortarse el pelo le dice al peluquero que si no puede dejarle guapo le deje al menos resultón.

Siempre tiene a mano preguntas de esas de difícil contestación. Supongo que lo hace porque le gusta liar a la gente. Como suelo adivinar por donde va, procuro escabullirme de ellas, porque hay incontables cosas para las que no tengo respuesta ni explicación. Seguramente las tienen y además serán sencillas, pero con mis conocimientos y medios no las encuentro. Ni en Internet, que mira que se encuentra de todo.

Hace unos días se descolgó hablando de los datos que a primeros de cada mes publica el ministerio de Empleo y Seguridad en los documentos Demandantes de Empleo, Paro, Contratos y Prestaciones por Desempleo y Afiliados Ocupados a la Seguridad Social.

Este mes se puede leer en el primero que «En septiembre de 2016 se han registrado 171.012 contratos de trabajo de carácter indefinido, 90.805 a tiempo completo y 80.207 a tiempo parcial». En el segundo se ve, sin embargo, que sólo hay doce mil veintiséis trabajadores ocupados más.

De ahí surgió la pregunta de mi amigo: «¿Qué duración tiene un contrato de trabajo de carácter indefinido?».

Yo pensaba que el contrato de carácter indefinido era algo así como permanente, pero con esos datos me da la impresión de que, a efectos reales, indefinido significa exactamente lo que dice el diccionario: Indeterminado, que no tiene término señalado o conocido. Vamos que la duración de un contrato indefinido puede ser de unas horas o de unos años. ¿O no? ¿Alguien me puede explicar si es así?

Días antes me había preguntado si era creyente. Le respondí a la gallega, preguntándole a mi vez si sabía que su pregunta no era constitucional.

Él continuó con su tema y no sé si su pregunta la lanzó al aire o si fue a mí.

-¿Por qué hay imágenes sagradas a las que sus devotos otorgan poderes superiores a otras? ¿Acaso Jesucristo es más Jesucristo en la imagen del Cristo de Medinaceli que en otras imágenes? Si la Virgen María es la Virgen María, cuando se condecora a la imagen de la Virgen del Pilar con la Gran Cruz de la Guardia Civil, a la imagen de la Santísima Virgen de los Dolores con la Cruz de Plata también de la Guardia Civil o a la de Nuestra Señora María Santísima del Amor con la Medalla de Oro al Mérito Policial ¿se condecora a la Virgen María o a una imagen? Y si es a la Santísima Virgen María ¿ha hecho más méritos como Virgen del Pilar que como Santísima Virgen de los Dolores para que a una se le otorgue la Gran Cruz y a otra la Cruz de Plata?

-¡Para ya! -le respondí-. Si buscas repuestas pregúntale a un cura y no me metas a mí en camisa de once varas.

No siguió con el tema, pero me sugirió que buscase en la Biblia el segundo de los mandamientos que dio Dios a Moisés y lo que dice acerca de las imágenes. Remató diciéndome que la próxima vez que nos encontrásemos me iba a preguntar mi opinión acerca de la concesión de ese tipo de condecoraciones y si pensaba que en las actitudes místicas de quienes las otorgan hay devoción, superstición o atisbo de idolatría.

Para que los lectores vean adonde me quería llevar, reproduzco lo que dice la Biblia en los dos libros sagrados en que aparece el decálogo, Éxodo-20(4-5) Deuteronomio-5(8-9) tomados de la versión bíblica Nácar-Colunga que según se dice es la traducción más rigurosa hecha en el seno de la Iglesia Católica: «No te harás imagen esculpida de cuanto hay arriba en los cielos, ni abajo sobre la tierra, ni de cuanto hay en las aguas, más abajo de la tierra. No las adorarás ni las darás culto...»

He de confesar que me sorprendió el comentario que acerca de este mandamiento se hace en el libro del Éxodo:

«Para ponderar la gravedad del precepto debemos considerar que Yahvé amenaza con castigar a los transgresores, porque es un Dios celoso, que castiga en los hijos las iniquidades de los padres hasta la tercera y cuarta generación». Sin embargo los comentaristas continúan: «Semejante precepto no es de ley natural, sino de ley positiva y circunstancial, destinado a ser suprimido y sustituido por otro cuando las circunstancias cambien. La Iglesia, muy sabia, conocedora de la naturaleza humana e inspirada en el Espíritu Santo, se sirve de las artes para elevar las almas a Dios, como lo hacía la Ley mediante la suntuosidad del tabernáculo y del templo, y la solemnidad de las funciones sagradas».

Así será si así lo dicen los autores, consultores de la Comisión Pontificia Bíblica.

El follón del PSOE

También me preguntó que qué opinión me merecía el follón que tienen en la cúpula del PSOE.

-Mira -le contesté-. Es tal la cantidad de horas y páginas que se han dedicado a este asunto en todos los medios de comunicación que lo que yo opine no va a aportar nada nuevo. Si acaso te contaré las reflexiones que me hago:

-Quien va de mal en peor debería ver que hay algo que no está haciendo bien y pensar en la conveniencia de dejar las decisiones a otro.

-Que en política hay que saber adelantarse y tomar la iniciativa antes de que lo haga el de al lado.

-Que entre lo malo y lo peor, aunque duela, hay que elegir lo malo.

-Que los trapos sucios o rotos no se airean: se lavan o se cosen en casa, sin dar un cuarto al pregonero.

-Que es triste contemplar un suicidio, y más si quien lo protagoniza no parece consciente de lo que está haciendo.

Tras citar una frase atribuida a Groucho Marx, La política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer diagnósticos equivocados y aplicar después remedios inadecuados, acabé diciéndole que me parecía un fiel reflejo de lo que algunos habían hecho.

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