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El siluro, la invasión silenciosa de los ríos y embalses extremeños

El siluro, la invasión silenciosa de los ríos y embalses extremeños

Depredador de gran tamaño, con ejemplares de casi dos metros y 50 kilos de peso, causa un daño enorme a los ecosistemas autóctonos

redacción

Lunes, 11 de julio 2016, 08:44

El ejemplo de siluro que aparece en la fotografía demuestra, una vez más, que la invasión de esta especie, procedente de Centroeuropa, avanza en Extremadura, y no solo en los embalses, como Arrocampo, Valdecañas, Torrejón-Tajo o Torrejón-Tiétar, sino también en el río Tiétar.

Se trata de un ejemplar de 1,87 metros de largo y unos 47 kilos de peso, que costó lo suyo a dos pescadores moralos que lo capturaron, Emilio y Santiago, quienes alertan de que pronto se superarán esos números, ya que empezaron cogiéndolos de un metro y ahora se están acercando a los dos.

De hecho hasta 3 metros y 100 kilos de peso pueden tener los mayores ejemplares de siluros (incluso 5, según algunas fuentes en Rusia) que fueron introducidos en los años 70 en el embalse de Mequinenza, en Aragón, en aguas del río Ebro, extendiéndose por toda España. Su presencia provoca la pérdida de los ecosistemas autóctonos al comer peces, cangrejos, ranas, roedores y aves acuáticas de forma ocasional.

Sus hábitats son aguas con poca corriente, profundas y turbias, y embalses con abundancia de peces. Pueden llegar a vivir 15 años.

Su introducción se atribuye a un biólogo alemán, Roland Luzkowski, especializado en ecosistemas y peces de agua dulce.

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