Miguel Ángel Marcos
Domingo, 26 de junio 2016, 15:55
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De sencillo que es, defrauda. Porque acostumbrados a que todo lo relacionado con la energía nuclear nos remita a equipos y componentes espectaculares en cuanto a dimensiones y diseños, ver de cerca un ATI, un Almacén Temporal Individualizado de residuos, decepciona, ya que uno espera encontrar algo más llamativo.
Con esa sensación regresamos los informadores extremeños que estuvimos hace unos días en Almonacid de Zorita, en Guadalajara, a pocos metros del ATI donde se almacenan los elementos de combustible que ha generado durante 38 años la primera central nuclear que se puso en marcha en España, en diciembre de 1968. También fue la primera en cerrar, el 30 de abril de 2006.
De hecho la central nuclear José Cabrera nombre del arquitecto que la diseñó se encuentra en pleno proceso de desmantelamiento, que debería completarse dentro de dos años devolviendo el emplazamiento a su estado original. De ello se encarga desde el 2010 la Empresa Nacional de Residuos, Enresa, una vez que sus propietarios retiraron de las piscinas el combustible gastado y lo trasladaron a un área de almacenamiento en seco situada a unos 300 metros de la inconfundible cúpula roja de Zorita.
Ese área de almacenamiento en seco es el Almacén Temporal Individualizado donde permanecerán los residuos de alta actividad hasta su traslado al Almacén Temporal Centralizado (ATC) previsto en Villar de Cañas (Cuenca). Hasta entonces no se dará por concluido el proceso de desmantelamiento, porque lo último que se desmontará será, precisamente, el ATI.
Para explicarlo gráficamente, podríamos decir que ese área es como una gran pista deportiva cerrada con un doble vallado, con unos dos metros de separación entre las dos vallas. En el centro se depositan 16 contenedores, de acero y hormigón, de los que 12 almacenan alrededor de 350 elementos gastados.
«Se trata de una cápsula metálica que está metida dentro de un sobre contenedor, por así decirlo, de acero con hormigón. Un hormigón de alta densidad para reforzar su capacidad de blindaje. Esa cápsula es la que se introducirá en su día en un contenedor de transporte para llevarlo al ATC», explicaba a los informadores Miguel Ángel Martín, técnico de Enresa, junto a la primera valla de protección. Una zona de libre disposición de los trabajadores, que deben llevar como toda protección los cascos obligatorios en cualquier obra.
Dentro del vallado sí es zona controlada, y ahí sí es necesario contar con dosímetros para medir las radiaciones que se reciben. «Pero normalmente cerca de los contenedores no tiene que trabajar nadie. El personal más cercano es el de seguridad», afirmó.
Mayor necesidad en Almaraz
En la central nuclear de Almaraz el ATI que se plantea es mayor, puesto que su potencia eléctrica multiplica casi por siete la de Zorita en cada uno de sus dos reactores, frente al único reactor de la planta de Guadalajara. Por ello es mucho mayor el número de elementos de combustible que se acumulan en las piscinas de almacenamiento una vez que terminan su vida útil, de unos cuatro años y medio.
Esas piscinas rondan, ahora mismo, el 88% y el 86% de ocupación, dependiendo de la Unidad, por lo que deben vaciarse lo antes posible, según insisten los responsables de la CNA. Y se debe hacer tanto si se renueva la licencia de explotación a partir del año 2020 cuando termina la actual como si se decide paralizar su actividad, ya que para iniciar el desmantelamiento es necesario sacar los residuos de las piscinas.
Desde el principio de la visita insisten en que el ATI de Zorita no es igual al proyectado en Almaraz, y en cuyo proceso administrativo se encuentran ahora mismo las empresas propietarias, pero sí lo más parecido que hay España, como explicó a los informadores el responsable de Relaciones Externas de la CNA, Aniceto González. Los otros dos almacenes individualizados se encuentran en Trillo (Guadalajara) y Ascó (Tarragona).
Según el proyecto que se ha elaborado para Almaraz, los elementos retirados de las piscinas se depositarán en una losa de almacenamiento de 51x20 metros cuadrados y un metro de espesor, bajo cota del suelo y con un muro perimetral de 5 metros de altura para un mejor blindaje. Se levantará en la zona norte de la instalación, ubicando un máximo de 20 contenedores.
Esos contenedores serán de doble propósito, esto es almacenamiento y transporte para su traslado al Almacén Temporal Centralizado, cuando por fin se construya. Aunque es muy técnico, solo al alcance de los iniciados en la materia, decir como referencia que son del modelo ENUN32P de ENSA, con capacidad para 32 elementos de combustible de 2650 mm de diámetro y 5001 mm de altura, con un peso cargado de 120 toneladas.
El traslado hasta esa losa de almacenamiento se haría en una plataforma remolque que dispondría de una cuna de transporte para realizar el volteo del contenedor, pasando de vertical a horizontal para extraerlo del edificio de combustible, y depositarlo en el ATI en posición vertical con la ayuda de una grúa móvil.
Sin impactos significativos
Para terminar, los responsables de la planta almaraceña indican que en el estudio de impacto ambiental elaborado ninguno de los impactos identificados se valoran como severos o críticos, sino como compatibles o no significativos una vez que se adopten las medidas preventivas y correctoras establecidas.
Por ello consideran viable el proyecto del Almacén Temporal Individualizado desde el punto de vista medioambiental.
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