'Tisanas para el mal de amor', nueva novela de Noemí García Jiménez
La escritora morala ya ha publicado 'Los molinos de Toledo' y 'La resiliencia del pintor de árboles'
Miguel Ángel Marcos
Miércoles, 18 de mayo 2016, 07:10
Inés del Pozo, considerada la mayor hechicera de Toledo, regresa a su ciudad natal tras haber cumplido la condena impuesta por el Tribunal del Santo Oficio, en el Auto de Fe celebrado en Madrid el 4 de julio de 1632. Durante sus años de destierro en otro bello lugar, en Granada, no ha dejado de pensar ni un solo día en la ciudad que la vio nacer y en las personas que en ella quedaron tras su partida.
Así resume la escritora local Noemí García Jiménez su nueva novela, Tisanas para el mal de amor, que acaba de aparecer en formato digital en la web de la Casa del Libro y que espera poder editar también en papel. Los molinos de Toledo y La resiliencia del pintor de árboles son los anteriores trabajos de esta licenciada en Biología que ahora mismo imparte clases en Toledo, su ciudad de acogida durante varios años.
Cuando empecé a escribir este texto, mi intención era que fuera un ensayo, ya que partía de mucha documentación sobre las plantas que utilizaban en la Edad Media con distintos fines, no solo curativos, sino tóxicos o alucinógenos. Había dado una charla informal sobre el tema en una librería de Toledo, gustó y un amigo me sugirió que escribiera una novela. Con ella me estrené como novelista, ya que la escribí antes que La resiliencia del pintor de árboles aunque aparezca después, explicaba a HOY.
La protagonista, la hechicera toledana Inés del Pozo, nacida en la segunda mitad del siglo XVI, es un personaje real. Al igual que María Castellanos, la otra hechicera de la que habla la novela, natural de Bargas, una localidad cercana a la ciudad imperial, según aclara la autora, quien añade que en sus muchas horas de archivo ha tenido acceso a abundantes documentos del proceso inquisitorial tanto de una como de la otra. Partiendo de aquí, Tisanas para el mal de amor es novela y por tanto ficción, por lo que buena parte de sus escenas son completamente inventadas.
Asimismo apunta que en la antigua provincia del Santo Oficio de Toledo nunca hubo condenas por brujería sino por hechicería. La diferencia entre una y otra, es que las hechiceras conocían las plantas y las usaban para sanar distintos males, como dejo ver en la novela. Aprendían sus propiedades por tradición oral, ya que no sabían leer. Nunca se las condenó a la hoguera, por considerarlas un problema menor, motivo por el que Inés fue condenada al destierro, añade.
Versos y dibujos
Para terminar, García Jiménez desvela que algunos fragmentos de la novela están escritos en verso, aquellos que reproducen conjuros, procedentes de fuentes fidedignas, ya que quedaron recogidos en la documentación consultada y he querido reproducirlos sin modificarlos. Otra peculiaridad es que hay algún dibujo de mi autoría intercalado en el texto -cosa que me apetecía hacer desde mi primer libro- además del dibujo inserto en la portada, donde se ve la torre de la catedral de Toledo y el cimborrio de un edificio de Granada, dos edificios importantes para Inés.
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.