El castillo de Belvís de Monroy cambia de manos

Carmen Tortosa, de la Sociedad Amigos de los Castillos, se hace con la propiedad cumpliendo una ilusión

Miguel Ángel Marcos

Domingo, 8 de mayo 2016, 21:21

Comprar o vender un castillo medieval no es una noticia que se produzca con frecuencia en Extremadura, porque es evidente que no está al alcance de cualquiera. Sin embargo eso ha ocurrido en Belvís de Monroy, un municipio tan pequeño en población (650 vecinos según el INE) como grande en historia, que ha sido testigo del cambio de titularidad del castillo que corona su casco urbano. Su precio podría haber rondado los 300.000 euros, según fuentes conocedoras de la situación.

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Estamos hablando de un castillo que debería ser el emblema histórico y patrimonial del Campo Arañuelo, tanto por la historia que atesoran sus derrumbados muros, como por su privilegiada ubicación geográfica, en lo alto de un cerro convertido en atalaya desde la que se divisa la llanura arañuela hasta la sierra de Gredos.

Sin embargo, lo que desde la lejanía parece una construcción imponente en la distancia corta es una auténtica ruina, cada día más deteriorada, hasta el punto de haber obligado a trasladar la pasada Semana Santa la Pasión que se representaba en sus inmediaciones para evitar el riesgo de nuevos derrumbes.

La razón, el abandono que ha sufrido durante generaciones por parte de sus anteriores propietarios -puesto que se trata de una propiedad privada-, el expolio y la total indiferencia de las administraciones públicas, que poco o nada han hecho para conservar y restaurar uno de los monumentos históricos más importantes de la comarca e incluso de la región.

Y eso que el castillo se encuentra protegido bajo la Declaración genérica del Decreto de 22 de abril de 1949 y la Ley 16/1985 sobre el Patrimonio Histórico Español.

Se esperan cambios

Pero las cosas podrían cambiar -o al menos eso esperan los vecinos- con la nueva propietaria, Carmen Tortosa, de la Sociedad de Amigos de los Castillos, que ha cumplido un sueño y que como primer paso se ha propuesto consolidar los muros para que no se sigan cayendo.

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Aunque quizá todo hubiera sido diferente de existir un poco más de coordinación entre las administraciones, si la Junta hubiera comunicado al Ayuntamiento que existía una oferta para comprar el castillo, que su anterior propietario hizo llegar a Patrimonio por si quería ejercer el derecho de tanteo que existe en este tipo de edificaciones.

Ni a la Junta ni al Ministerio les interesó hacerse con la propiedad, pero es posible que sí le hubiera interesado al Ayuntamiento, que siempre ha considerado el castillo como el elemento más importante de los que aún se conservan de su rico patrimonio histórico-monumental.

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La situación económica no es la mejor, como en la mayoría de los municipios pequeños, pero se hubieran planteado hacer un esfuerzo para hacerse con la propiedad, según aseguró a HOY la alcaldesa, Nieves Encinas, «porque es algo que los vecinos sentimos como nuestro».

Una rica historia

Cuando, además, el coste que parece ha tenido, en torno a los 300.000 euros, no parece una cantidad desmesurada para recuperar esa parte de la historia de la zona, que arrancó en el siglo XIII cuando Sancho IV donó el cortijo de Belvís a Hernán Pérez del Bote para repoblar unas tierras que habían quedado vacías tras la Reconquista.

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A partir de ese mandato, ya en la primera mitad del siglo XIV, Alonso Fernández del Bote, nieto de Hernán, procedió a la construcción de la casa fuerte sobre la que sus descendientes fueron edificando el castillo-solar de los famosos Monroy y testigo de sus luchas, que en otras regiones de España, con más respeto al pasado y más visión de futuro, seguro no estaría en las lamentables condiciones en las que se encuentra.

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