La sardina se resiste, un año más, a despedir el Carnaval

Un año más la sardina se resistió a desaparecer entre las llamas, como queriendo prolongar una fiesta que llegó a su fin con el miércoles de Ceniza. Tanto se resistió que hasta la alcaldesa llegó a plantear a los numerosos vecinos presentes en el parque municipal "si se indultaba", respondiendo la mayoría que no, que tenía que arder para que se cumpla la tradición.

Mientras esperaba que las llamas prendieran Raquel Medina explicó por qué tardaba tanto en arder, al tiempo que agradeció su trabajo a las muchas personas que velan porque todo salga bien durante el Carnaval. Y en el parque había una buena representación, con trabajadores municipales, Policía Local, voluntarios de Protección Civil, Cruz Roja o los integrantes de la Comisión de Festejos.

Antes de arder, la sardina y las plañideras de la comitiva 'fúnebre' recorrieron distintos barrios tras arrancar en la plaza de España. Primero se paró en el hogar de mayores, donde se sirvió queso y jamón. Después en el Cerro, la Marcha Verde, los Caños y el Molinillo, repartiendo miles de sardinas asadas.