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Palma, Dani y Roberto en plena actuación

Payasos extremeños hacen reir a cerca de 10.000 niños en el Kurdistán iraquí

Antonio Palma, Roberto Calle y Daniel Martínez protagonizan una treintena de actuaciones en campos de refugiados y desplazados en una expedición de Payasos sin Fronteras

Miguel Ángel Marcos

Viernes, 1 de enero 2016, 22:06

Se supone que nosotros vamos a dar, pero la verdad es que hemos recibido muchísimo, de los niños y de los mayores. Son una gente muy hospitalaria, muy amable y con un sentido del humor grandísimo a pesar de las difíciles condiciones en las que viven.

Son palabras de Antonio Palma, uno de los tres payasos extremeños que han permanecido casi tres semanas en el Kurdistán iraquí formando parte de una expedición de Payasos sin Fronteras. Pertenece a Asaco Producciones, la compañía de Navalmoral de la Mata que representa a la ong en la región. Junto a Palma viajaron Roberto Calle, de La Escalera de Tijera, y Daniel Martínez, Dan Quijote de la Magia.

Campos de refugiados y desplazados han sido sus principales destinos, en tres distritos del Kurdistán iraquí: Dohuk, Sulaymaniyah y Erbil. Allí han llevado su magia y su humor, con el lenguaje universal del clown, los malabares o las acrobacias, a cerca de 10.000 niños, en una treintena de actuaciones, a razón de dos diarias. Salvo un día que hicieron tres y otro que se quedaron en una.

También han actuado en las afueras de esas ciudades, ya que algunos de los refugiados y desplazados, con más medios, se juntan en comunidades y alquilan en barrios baratos y alejados en lugar de ir a los campamentos.

La respuesta es como la de todos los niños. Se ríen cuando algo les hace gracia, asegura Palma. Incluso te sorprende un poco la capacidad que tienen de transmitir esa alegría en las condiciones que están. Porque se supone que nosotros vamos a dar, pero también recibimos muchísimo. La verdad es que el pueblo kurdo es muy hospitalario. Eran, sobre todo, de Siria y de Irak. Además la contraparte, Acnur y los que nos ha cuidado allí, nos ha tratado muy buen. Hemos vuelto encantados, porque ha sido una experiencia muy gratificante.

Sobre las condiciones de los refugiados y desplazados, aún siendo difíciles no llegan al extremo de otras que han vivido expediciones de Payasos sin Fronteras en sitios como Etiopia o El Congo, porque en África hay más hambruna y enfermedades endémicas. En ese aspecto están mucho mejor, dentro de que viven en un estado muy precario, con barrizales en los campos, en tiendas de campañas o en casitas prefabricadas. Y cuando hace frío hace muchísimo frío y cuando hace calor, muchísimo calor. En cuanto a alimentación, hasta tienen sus propias tiendecitas, No tendrán de todo, pero en lo básico están bastante bien abastecidos, dentro de la situación que tienen.

Sin sensación de peligro

Los payasos extremeños que han permanecido casi tres semanas en esa zona tan convulsa aseguran que en ningún momento han tenido sensación de peligro, y eso que días antes de viajar se barajó la posibilidad de suspender la expedición. Finalmente se hizo porque se vio que la cosa estaba bastante tranquila y porque desde Acnur y Payasos sin Fronteras nos garantizaron una mínima seguridad.

No hemos tenido ningún problema, insisten. Con Acnur hemos pasado todos los controles sin ninguna incidencia. Lo único llamativo fue que cinco días antes de volver a España cerraron el aeropuerto de Erbil porque estaban sobrevolando por el espacio aéreo misiles desde Rusia a Siria. A pesar de lo que pueda parecer, la gente vive bastante tranquila.

Y durante tres semanas un poco más felices gracias a Antonio, a Roberto y a Dani, tres de los muchos payasos que colaboran con la ong de la nariz roja.

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