Almaraz se fabricará su cementerio nuclear
Se han iniciado los trámites para construir un almacén temporal para el combustible gastado
J. López-Lago
Lunes, 2 de noviembre 2015, 11:01
El lugar para abandonar los residuos de las centrales nucleares suele ser tan polémico como imprescindible, al menos teniendo en cuenta que en España una quinta parte de la energía consumida el año pasado tenía su origen en los siete reactores nucleares activos del país.
Todas estas instalaciones necesitan un lugar donde llevar el combustible gastado, unos residuos radioactivos que desde 2011 y hasta la pasada primavera tenían un destino, Villar de Cañas, en Cuenca, cuya apertura estaba prevista en 2018. Sin embargo, con el cambio de gobierno en Castilla-La Mancha se ha quedado en el aire. La construcción de este cementerio nuclear se ha bloqueado administrativamente desde que el nuevo ejecutivo autonómico socialista ha declarado protegida esta zona.
Ajenas a estos procedimientos administrativos, las centrales nucleares siguen funcionando. Sus gestores temen que su material inservible se acumule en las propias instalaciones. En estos momentos las dos piscinas de sendos reactores de Almaraz guardan su combustible gastado, unas barras de tres metros y medio de largo que se retiran cada 18 meses para recargarlas de combustible nuevo, mientras que el gastado se retira. Son de alta actividad (el máximo nivel radiactivo) y las piscinas ya están al ochenta por ciento de su capacidad, por lo que urge ir contemplando alternativas.
Por ello, cada cual ha empezado a plantear su propio almacén temporal a la espera de que España cuente con un lugar para depositar de manera definitiva la basura nuclear, una instalación que técnicamente se denomina Almacén Temporal Centralizado (ATC).
Mientras llega ese día, ya tienen un Almacén Temporal Individualizado (ATI) la central nuclear de Ascó 1 y 2 (Tarragona) y la de Zorita (Guadalajara). El resto Garoña (Burgos) y Cofrentes (Valencia) deberán tener su propio almacén y Almaraz 1 y 2 ha dado el primer paso la semana pasada para contar con el suyo. Teniendo en cuenta que sólo el presupuesto de la obra civil necesaria asciende a 3,2 millones de euros, la inversión prevista da indicios de que la central ubicada en la provincia cacereña pedirá una prórroga en su funcionamiento para ampliar la que ya tiene hasta 2020.
Eso es al menos lo que piensa Pablo Ramos, coordinador de Ecologistas Extremadura. «La inversión en el ATI será otra excusa para prolongar su actividad y estamos totalmente en contra, ya que esta central solo reporta beneficios millonarios a unos pocos que son los de siempre e impide el desarrollo del turismo rural en la zona», dice Ramos, cuyo posicionamiento es que se cierren todas la centrales nucleares del país y que se propicie un autoconsumo energético basado en energías renovables, algo que espera que se favorezca desde el próximo Gobierno de España. «No hacen falta subvenciones, solo un marco legal apropiado», señala.
Ya hay anteproyecto
De momento, lo que hay es una publicación en el Boletín Oficial del Estado que permitirá crecer a la central de Almaraz. El texto dice que el anteproyecto se encuentra en exposición pública por treinta días hábiles, según lo previsto en la Ley 21/2013 de 9 de diciembre de Evaluación Ambiental.
En ese documento se detalla cómo será el almacén temporal de la entidad Centrales Nucleares Almaraz-Trillo A.I.E., que actúa de promotora. Después corresponde al Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio ambiente declarar que la futura instalación no provoca ningún impacto ambiental. Si esto sucede, los promotores deberán pedir al Ministerio de Industria dos autorizaciones, una que de permiso para la modificación del diseño de la central, y otra para la ejecución y montaje de esta ampliación destinada a guardar el combustible gastado por un periodo de tiempo indeterminado, ya que hay que reconducir la creación del almacén definitivo inicialmente previsto en la provincia de Cuenca.
Pero también es obligatorio, según el artículo 37 de la Ley 21/2013, «consultar a las administraciones afectadas», como la Junta de Extremadura y la Confederación Hidrográfica del Tajo, que podrían bloquear el proceso con un silencio administrativo. En el caso de la Junta las áreas competentes para pronunciarse son Patrimonio Cultural y Medio Ambiente.
Hay que anotar que, en cuanto a otros ATI en marcha, como el de Ascó, ninguna asociación ecologista presentó alegación alguna, y si bien la Generalitat sí aportó correcciones, el proyecto ha salido adelante.
Losa para 20 contenedores
Según la información que contiene el anteproyecto, el almacén en cuestión tendría dos vallas perimetrales de seguridad, está situado unos 400 metros al norte de la central, junto al embalse y siempre dentro de los terrenos de la central. La obra en sí no es compleja. Contempla un vial de acceso, varias casetas de operaciones y, lo más importante, una losa de hormigón de 51 por 20 metros sobre la que irían, como máximo, 20 contenedores, un elemento que sí requiere un diseño específico buscando la máxima seguridad. Estos los aportaría Enresa, la empresa pública que se encarga de los residuos radioactivos.
Son cilíndricos y disponen de la tecnología suficiente para albergar el combustible usado, pero su peculiaridad es que son transportables. Cada contenedor (modelo ENUN 32P) tiene dos tapas, podría albergar en su interior 32 elementos irradiados y han sido diseñados para poder ubicarlos a la intemperie sobre la losa de hormigón y en posición vertical.
Tienen 4,8 metros de altura y un diámetro exterior de 2,6 metros, mientras que el diámetro de su cavidad interna es de 1,8 metros, pues cuenta con un blindaje neutrónico. Asimismo, están diseñados con unos muñones de rotación y manejo debido a que son transportables pues se espera que solo permanezcan en Almaraz como una solución transitoria.
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