Nervios, rabia, impotencia, incertidumbre, miedo… Son algunos de los sentimientos que han vivido este fin de semana los vecinos de la comarca de la Vera afectados por los incendios, en especial los de Aldeanueva, los que más cerca vieron las llamas y más han sufrido sus consecuencias, con construcciones quemadas, campos arrasados y numerosos animales calcinados o asfixiados por el humo.
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Pero también los de Jarandilla, Guijo de Santa Bárbara o Valverde, en el foco que, de propina, se originó en la tarde del sábado, o los de Cabezuela, en el valle del Jerte.
En su mayoría gente humilde, sencilla y trabajadora que ha visto como el fuego, probablemente intencionado, ha añadido una nueva desgracia a un año ya especialmente difícil por el coronavirus, y de la que los medios de información, en general, se preocupan poco, más pendientes de los efectivos que luchan contra las llamas, del número de hectáreas quemadas o de los evacuados, cuando los hay.
Una vez pasado lo peor, piden que se haga el mayor esfuerzo posible para investigar lo ocurrido y tratar de encontrar a su autor o autores para que paguen por el enorme daño que han causado. Pero también se dirigen a las administraciones para que adopten medidas que eviten situaciones que, por desgracia, se repiten con demasiada frecuencia.
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