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A finales de noviembre la entonces recién creada Asociación Comercio Moralo promovió un cierre simbólico de establecimientos, al que se sumaron cerca de 150 de distintos sectores, para hacer un llamamiento a la ciudadanía sobre cómo sería Navalmoral sin la pequeña y mediana empresa representada por tiendas y bares. Ese sábado los locales se vendían o alquilaban.
Poco más de tres meses después ese cierre simbólico se ha convertido en realidad por un motivo que en aquel momento no se conocía y que está provocando una situación de extrema gravedad en todo el mundo, en especial en países como China, Italia o más recientemente España: el coronavirus.
Las imágenes que ilustran esta información, y la galería que la acompaña, se han tomado en torno a la una del mediodía del sábado en distintos espacios que habitualmente están muy concurridos, como el Jardincillo, las calles peatonales, la plaza de los Colorines, la plaza Vieja o la plaza de la Chimenea, con la mayoría de locales cerrados salvo algunos bares y tiendas aisladas, al decidir no abrir para contribuir a detener la propagación del virus.
«A primera hora ha habido algo de movimiento, de gente que iba y venía a los supermercados a cargar, pero a partir de mediodía ya no se ve a nadie», nos decía un trabajador de una de esas tiendas abiertas, justo cuando pasaba a nuestro lado un hombre que trataba de abstraerse de todo lo que está ocurriendo paseando al perro, «porque necesitan más que nosotros salir de casa. Y esto va para largo», vaticinaba.
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