

Noemí García jiménez
Lunes, 11 de julio 2022, 23:49
El título puede sonar catastrofista y más, si pensamos en las continuas informaciones que recibimos de los medios de comunicación acerca de las olas de calor. La llegada de una DANA (ya nadie pregunta qué significan esas letras), el alargamiento del verano por el incremento de los días de calor, los incendios forestales o la desertización de nuevas zonas son, desgraciadamente, temas demasiados familiares para todos. También uno de los modos de ayudar a frenar el avance del cambio climático: con árboles.
En relación a ellos, en los últimos días, hay un asunto, de índole morala, que ha saltado en las redes sociales. Se trata de la remodelación de la avenida del Magisterio, concretamente acerca de quitar los árboles del andén central. Para alguien de una gran ciudad, esos árboles le dan aspecto de boulevard y tiene su encanto.
Esos pinos dan una sombra generosa y dadas las temperaturas que alcanzamos en Navalmoral es el mes en el que estamos y en el siguiente, en algunos comentarios puede leerse que no se deberían quitar. Alguien escribió que: así lo quieren los vecinos, y la pregunta sería ¿por qué?
Pensando en la respuesta, ¿quizá sea por una plaza para aparcar?, ¿no hay otra alternativa?
Esos pinos no son los únicos árboles que han dado que hablar en Navalmoral. Hace unos años, el derribo de la conocida Casa de La Gota, para levantar en su lugar el moderno centro cultural de igual nombre, hizo temer que, al demoler la vieja construcción, desaparecerían las palmeras que allí había, que serían taladas. En esa ocasión se salvaron y, aunque les costó un poco adaptarse a su nueva ubicación, ahora pueden verse en la entrada a Navalmoral, gozando de buena salud, cercanas al monolito con el escudo local, tallado en piedra por el escultor Manuel Guerrero.
Años antes de las palmeras de La Gota, fueron los árboles de la plaza del Ayuntamiento, donde en realidad, para cuando se acometió la remodelación ya no quedaba casi ninguna morera sana. Seguro que más de uno fue en su niñez a esa plaza a coger hojas para alimentar a sus gusanos de seda.
Por aquellos años, sufrirían el mismo fin los árboles del Jardincillo, punto neurálgico de Navalmoral y que, para varias generaciones, fue el sitio donde quedaron los buenos ratos de adolescencia en alguno de los bancos bajo la copa de algún árbol. En fotos antiguas, el Jardincillo era un bello vergel.
Tras las remodelaciones, aparte de que las plazas sean más cómodas o no, el aspecto de ambas resulta bastante más frío. Sin arbolado, solo las fuentes aportan un poco de sensación de calidez.
Navalmoral a pesar de sus altas temperaturas durante el estío, no tiene mal suelo para la vida vegetal; es fértil y por debajo hay agua de varios arroyos, aunque ahora no lleven el volumen de agua que portaban hace décadas. No hay nada más que fijarse en el color verde que toma el monte en cuanto bajan un poco las temperaturas y llueve un poco.
Sin embargo, si seguimos quitando árboles y adoquinando plazas, el municipio se volverá cada vez más gris. Y eso no es bueno ahora que el cambio climático es más que evidente.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Terelu repetirá en el Zorrilla tras aplaudir el público en pie su debut en el teatro
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.