Navalmoral en un bosque

Llevó más de tres décadas contemplando el Sierro de Navalmoral, sobre todo en la parte central, frente al casco urbano. Un paisaje pobre, estéril, lleno de escobas –en estas fechas, por suerte, floridas- y matorral, raramente se encuentra un alcornoque, encina o roble surgidos sobre un suelo sin profundidad ni materia orgánica que alimente y dé vida a un arbolado con especies variadas, aunque sean del bosque mediterráneo en cuyo hábitat, climatológicamente hablando, nos hallamos, sobre un manto terreo ácido, lleno de rocas cegadoras de vida, un paisaje abandonado a su suerte, sintiendo como el desierto lo va asumiendo en sus entrañas.

Sierrecilla iniciada en Santa María prolongada hasta Millanes que llevan por sufijo la Mata, porque lo que es y le circunda ahí queda abocado a su fin. Pero esta situación, extrema, se señorea por la zona, en las tierras bajas y llanas cargadas de arcilla facilitadoras de encharcamientos, con poca productividad agrícola y casi nula masa arbórea sólo rota en los alrededores con el pinar de Navalmoral, los bordes de la serranía mencionada, en que se ven especies vegetales y, más alejado, dehesas ocupadas de sus especies típicas.

Hace unos años, aspirantes a político local me pidieron ideas, planteamientos para llevar en su programa electoral, siendo, una de ellas la base de este artículo, con medidas para llevarla a efecto, fundamentalmente en base a repoblar los alrededores de Navalmoral de una fronda que situara la villa en el centro de un bosque, con actuaciones públicas y privadas, de grupos ecologistas, de alumnado y profesores de los centros de enseñanza, de voluntarios ciudadanos con el apoyo de instituciones con recursos de semilleros… También estaban los jóvenes de un grupo político pasando por la calle en época electoral cantando, como eslogan, «los….somos ecologistas»; otros tocaban algún aspecto ecológico en el programa plebiscitario, quedándose en él encerrado.

Pasadas las elecciones, al concejal delegado para medio ambiente le plantee el tema, sobre todo centrado en los montes inmediatos, excusándose diciendo que eran terrenos de particulares, rebatiéndole la oportunidad de conjugar lo público –ofrecer plantones, semillas, asesoramiento…- con lo privado –actuación sobre su territorio, permisividad de que personas y colectivos accedieran a plantar…-; lo mismo ocurrió con el siguiente edil y … En tanto, la situación persiste en decadencia, la «desidia», que dijeron por el trato a la tierra en el s. XVIII, se señorea.

Ha pasado el tiempo, alguno de los que me pidieron planteamientos de actuación en la localidad, cantaban en defensa del ecologismo… han ocupado cargos de 'poder' en el Consistorio; un defensor del medio ambiente anda alejado entre la isla de Valdecañas y su posible viaje a ninguna parte bajo la gorra de factor de Renfe; otra creo que se ha situado entre el Muro que dividirá -alargando aún más el casco urbano- y la incomprensión ciudadana, institucional…, los hay que van mermando sus aspiraciones ante trabas y dificultades.

El desierto avanza

En tanto, el desierto avanza, la vista, que se me llena de dioptrías y astigmatismo, no me impide ver el bosque porque el vacío pone sobre la mesa su inexistencia, no ocurre lo que decía Ortega o Zambrano: a medida que nos adentramos en el bosque los claros se hacen evidentes.. la masa espesa se trueca en claros…simplemente, no hay bosque y parece ser que no se le espera.

El Muro seco, ferroviario, puede ser otra barrera inhóspita, baldía, artificial, a encajonar la localidad y, si no se hace, cosa improbable, dejará pasar un poco de viento, tal vez buscando el tiempo que se va hacia la puerta de….; muralla paralela al natural y mortecino de los Cerros, que corta el aire circulante sumergiéndonos en un foso calorífico a hermanar con la sartén de Andalucía, Écija, que ya le propuse a su anterior, y medio paisano, alcalde, tomándolo en consideración, quebrada por las elecciones. que ponen a cada cual donde compete al vecindario.

Esta situación natural, este paisaje yermo y devastado podría ser cambiado alterando el Serengueti que se me antoja al bajar desde Valdehúncar, fomentando la masa forestal –incluso con un pequeño jardín-auditorio en el desconchón-gravera de esa carretera- en torno a la población. Un elemento que propiciaría la atracción de nubes con las consiguientes lluvias, que harían correr las aguas por un terreno que se desertiza a costa de carecer de raíces que fijen el suelo, atraparía las nieblas en los árboles suministrando un goteo que alarga en el tiempo el correr del líquido elemento, el manto vegetal verde se prolongaría ante el secarral que le aguarda, atraería animales que propagarían semillas, aumentarían la materia orgánica y enriquecerían el habitáculo dando más vida a la tierra que se Mata, aumentando la diversidad de plantas y aromas, de hongos …

Los humanos se alegrarían la vista, pasearían en él, usarían espacios de ocio que a día de hoy hay que buscar en otros lugares fuera de la localidad, lo utilizarían para búsqueda de plantas, espárragos, setas... refrescarían y aromatizarían su hábitat al pasar el aire por él….

Tantos beneficios, tanto futuro para vivir simplemente fomentando y creando un bosque, tal vez animado como el narrado en el cuento de Wenceslao Fernández Flórez y expuesto en la película de José Luis Cuerda, con su bandido 'Fendetestas' –Alfredo Landa-, adaptado al medio, mediterráneo, con alcornoques, encinas, robles, acebuches, brezos, tomillares, lentiscos, hinojos…que es lo que va, florituras aparte.

Creemos un bosque, no estropeemos la casa que nos cobija, vivamos en naturaleza. Demos vida para poder tenerla.