José María Gómez de la Torre
Domingo, 20 de octubre 2019, 21:21
Hay temas recurrentes. Pero son recurrentes en la medida en que el comportamiento de la sociedad lo es.
El movimiento antinuclear, liderado por Adenex y Ecologistas en Acción, volvió a celebrar el 8 de septiembre su particular Día de Extremadura concentrándose como todos los años a las puertas de la central de Almaraz para exigir su cierre cuando termine la licencia de explotación en vigor y no en las fechas que han pactado el Gobierno y las empresas propietarias, 2027 y 2028.
Las decenas de participantes en la concentración piensan que se está viviendo el final de la era nuclear, con el cierre, desactivación y desmantelamiento de las centrales nucleares en todo el mundo.
Es cierto que en España estamos llegando al final de la era nuclear, pero pensar que es extensivo a todo el mundo es utopía cuando en este momento hay 57 centrales en construcción y las previsiones para 2050 es que el 25% de la energía mundial producida será de origen nuclear.
También piensan que el cierre de la central nuclear de Almaraz «supondrá un hito positivo para toda la zona, permitiendo la creación de empleo justamente distribuido durante el periodo de 15 años de desmantelamiento y acondicionamiento efectivo, como así lo reconoce el estudio de impacto económico del cierre realizado en Vandellós 1 y publicado por Enresa en 2016».
No he podido encontrar ese informe. Sí he encontrado la segunda edición de la 'Memoria del desmantelamiento 1998-2003 Central Nuclear Vandellós I', editado por Enresa en 2007. Respecto al empleo no es que sea muy alentador: en los cinco años que duró, la media fue de 323 trabajadores contratados, de los cuales 226 fueron de procedencia local.
Bien es cierto que antes de que Enresa se hiciera cargo de la instalación para proceder al desmantelamiento, Hifrensa llevó a cabo el acondicionamiento de residuos y la descarga y evacuación del combustible del reactor; problemática actividad esta última en Almaraz, pues el combustible gastado en el caso de Vandellós se envió a Francia para su reprocesamiento. Pero en el caso de Almaraz, y de las centrales que le sigan, no hay un lugar donde almacenarlo, pues ya se encargan los grupos ecologistas de impedir que se construya un almacén centralizado, acondicionado al efecto, con lo que en cada central quedarán almacenados en contenedores a la intemperie unos miles de elementos combustibles, y en lugar de un almacén centralizado habrá siete en unas condiciones menos adecuadas.
La ausencia de este almacén también impide «repatriar» el combustible gastado de Vandellós 1. Y no es gratis: desde 2017 hay que pagar el almacenamiento en Francia. Desde ese año Enresa ha tenido que pagar 73.044,94 euros diarios durante 2017 y 74.887,03 diarios durante 20018. No sé lo que estará pagando este año ni lo que tendrá que pagar en los años sucesivos mientras no se pueda traer el combustible por no haber un lugar donde almacenarlo.
Energías renovables
Durante la manifestación se reclamó que en el escenario de crecimiento de las energías renovables ni Iberdrola y ni otras industrias afines tengan la exclusiva, monopolio o prioridad de la energía eólica y fotovoltaica disponible en la región sino que se haga de manera descentralizada, dando protagonismo a los emprendedores y a las pequeñas empresas del sector repartidas por Extremadura.
Me parece una reclamación justa, pero ilusoria. ¿Se habrán parado a pensar que cada aerogenerador sale a millón de euros por Mw de potencia? ¿Qué pequeña empresa o qué emprendedor dispone de cuarenta millones de euros para montar un parque eólico como el de Plasencia?
Hablando de este parque eólico, en un artículo del Hoy-Plasencia del 13 del pasado mes de mayo leo lo siguiente: «El parque eólico de Plasencia, el primero en entrar en servicio en Extremadura, generó hasta el pasado día 2 un total de 15.307 megavatios a la hora, según el dato facilitado por Naturgy (antigua Gas Natural Fenosa), la empresa propietaria de la planta, ubicada en la sierra del Merengue y formada por quince aerogeneradores, todos ellos operativos desde principios de este año. Según explica la compañía, el parque está terminado y funciona a pleno rendimiento».
Aparte del error del redactor en las unidades de energía (megavatios a la hora por megavatios hora) la noticia causa sorpresa. El parque, con una potencia instalada de 40 Mw, produce en cuatro meses 15.307 Mwh, lo que produce CN Almaraz en siete horas y media.
Con ese rendimiento no hay problema para que emprendedores y pequeñas empresas tengan margen para invertir en aerogeneradores: para sustituir a CN Almaraz se necesitarán más de cinco mil setecientos.
En el momento actual el mayor problema generado por el ser humano es el calentamiento global. Nos lo trajo la revolución industrial y no hemos sido conscientes del mismo hasta hace relativamente poco.
Hoy, en España, se están quitando de servicio centrales térmicas de carbón por ser productoras de gases de efecto invernadero. Se han puesto en funcionamiento muchas instalaciones de energías renovables, muchas asociadas a la luz del sol, que no cubren nuestras necesidades nocturnas, que disminuyen su rendimiento con el calor y que no producen cuando el cielo está nublado. Otras, las más, asociadas al viento. Pero el viento sopla o no sopla, puede soplar poco o demasiado.
La potencia instalada en aerogeneradores es de 23.454 Mw. En 2018 han producido el 19,8% del total peninsular. La potencia nuclear instalada es de 7.117 Mw. En 2018 las centrales nucleares produjeron el 21,5% del total peninsular.
A la vista de estos datos y con las tecnologías conocidas ¿Es este el momento adecuado para cerrar las nucleares?
La energía nuclear tiene inconvenientes, pero no produce gases de efecto invernadero. ¿Van a sustituirse por centrales de ciclo combinado que sí los producen?
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