José María Gómez de la Torre
Miércoles, 17 de marzo 2021, 15:25
Hay cosas que si tienen explicación no resulta fácil de encontrar y si no la encuentras, pasan a engrosar el mundo de los misterios. En ese mundo incluyo la dirección de los vientos en la calle del antiguo colegio de las monjas, actual cuartel de la Policía Local.
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En días de inestabilidad atmosférica te puedes encontrar un viento cargado de energía que en un extremo de la calle sopla del norte y en el otro extremo sopla del sur, dejando al centro en una indecisa calma. Y uno, situado allí, donde cuelgan las banderas, también se queda indeciso, porque sabe que coja la dirección que coja se va a encontrar con un viento de cara que arrecia a medida que se acerca a los extremos.
Con esa misma indecisión -no exenta de preocupación- veo y vivo la situación política y judicial que padecemos, llena de incoherencias, sin saber qué dirección tomar. Además, las prioridades de información televisada, radiada y escrita que nos cae encima como lluvia persistente no ayudan a formar un criterio lógico, y no digo nada ya de todas las contradicciones, exageraciones y estupideces carentes de sensatez que podemos encontrar en las redes sociales.
Son preocupantes las manifestaciones que se han producido a raíz del encarcelamiento del rapero Hasél reclamando libertad de expresión. Por fortuna no he tenido la desgracia de oír cantar a tal personaje, pero he leído muchos de los lamentables tweets de su autoría que ha publicado la prensa.
Supongo que a la mayoría de los manifestantes el tal Hasél (si es que sabían quién es) no les preocupaba lo más mínimo, pero aprovecharon la circunstancia para manifestar su descontento por la situación actual, en la que si tienen algo claro es la oscuridad de un futuro de paro, inseguridad en el empleo, salarios de miseria y falto de estabilidad económica de los próximos años.
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Escudados en una mayoría en principio pacífica, aparece gente precavida, que en vez de gel hidroalcohólico se ha provisto de botellas de gasolina. Gente que ve la agresividad de los contenedores de basura y se ensaña con ellos, derribándolos, incendiándolos, creando un clima de vandalismo provocador que impregna y contagia, y lo que era manifestación se convierte en algarada. En esos momentos de confusión hacen su aparición grupos que esperan esa transformación para hacer lo que tenían previsto desde el principio: dedicarse al pillaje. Y muchos otros se aprovechan, que a la ocasión la pintan calva.
Si eso es malo, peor es que el portavoz del grupo parlamentario de un partido que forma parte del gobierno lo justifique y aliente.
Colocado en la tesitura de ir hacia un lado u otro, paso tres días en que en cualquier medio de información audiovisual no hacen más que clamar al cielo porque las hijas del ex-rey se han vacunado contra la covid-19 en Abu-Dabi. Me hago la siguiente pregunta ¿han quitado la vez a algún ciudadano español?
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Entendería la polémica si se hubiesen vacunado en España, saltándose el orden de vacunación, quitando la vez a quien le hubiera correspondido, abusando de su posición, pero habiéndolo hecho en los Emiratos Árabes la polémica no tiene sentido. Claro, el problema está en que lo que ven los medios de comunicación es que iban a visitar al rey emérito al que los partidos antimonárquicos y parte de la prensa ya han juzgado y declarado culpable.
Sin embargo, a quien visitaban ellas era a su padre. Malo o bueno, pero es su padre.
En el Congreso se ha pedido una comisión de investigación sobre las actividades del ex-rey Juan Carlos I. Me parecen ganas de hacer ruido. Quienes piden la comisión ya tienen hechas sus conclusiones. Y quienes comparecen no tienen la obligación de decir la verdad. Creo que las comisiones de investigación en el Congreso o en el Senado, tanto monta, son, en la mayoría de los casos, inútiles pérdidas de tiempo.
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Creo además que cuestionarse si se debe modificar la Constitución para ver si el pueblo español quiere monarquía o república está fuera de lugar en estos momentos.
Monarquicano
Habrá quien piense que soy ideológicamente monárquico y que por eso he escrito todo lo anterior. Algún día habrá que hacer esa consulta, pero desde luego este no parece el momento adecuado. Tampoco creo que el cambio de modelo de estado vaya a resolver nuestros problemas estructurales. Podemos mirar a los países nórdicos, modelo de sociedades democráticas, prósperas, igualitarias y libres. Y son monarquías.
Situado en esa indecisión no sé definirme como monárquico o republicano: lo dejaré en un término medio y me definiré como monarquicano.
Voy a confesar un error que cometí. Cuando empezó el juicio por el máster de la señora Cifuentes, en alguna conversación entre amigos auguré que la señora Cifuentes acabaría siendo exculpada y que el que iba a resultar condenado era el bedel. Pues vean mi error: el bedel no ha sido condenado.
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El gobierno balear resuelve el problema de la escasez de viviendas en el archipiélago: expropia 56. Y no se les cae la cara de vergüenza. Lo decía en mi anterior artículo: Un buen político resuelve problemas. Uno malo los crea.
La Fiscalía Provincial de Madrid ha archivado las diligencias de investigación abiertas a raíz de un escrito enviado por el Ministerio de Defensa en el que daba información relativa a un chat de whatsapp de un grupo de militares en el que se hablaba de la posibilidad de dar un golpe de estado o de «fusilar a 26 millones de hijos de puta», con el argumento de que sus integrantes exponen opiniones a los demás participantes «con libertad» y «en la confianza de estar entre amigos», sin que exista voluntad alguna de publicitarlas fuera de ese ámbito y afirma que los mensajes que aparecen en un chat «privado» no son constitutivos de un delito de odio.
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La fiscalía argumentará lo que quiera con fundamento jurídico, pero esos mensajes no parecen declaraciones de amor ni muestras de cariño precisamente.
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