

Fernando sánchez castilla, creador de naturaleza del campo arañuelo y alrededores
Domingo, 19 de abril 2020, 16:32
Me viene a la mente aquel día 7 de marzo en la convivencia del grupo, todos aquellos nervios por el evento, intentando que todo saliera a la perfección. Quien nos diría que justo una semana después, no podríamos saborear la gran sensación de ser libres, no podríamos sentir la brisa de la mañana o ni tan siquiera oler las esencias de la primavera.
Quizás cuando te quitan esa palabra (libertad), o cuando sientes que es posible que perdamos a alguien cercano por culpa de un virus, que ya es pandemia mundial, algo que por mucho que lo piensas solo te suena a guión de película. Es entonces cuando nos damos cuenta de que hay cosas que realmente son importantes, todo lo demás pasa a ser secundario.
Te despiertas echando de menos las cosas más cotidianas, paseos, ir a la compra, juntarte para desayunar en cualquier bar, o simplemente ir de visita a casa de cualquier familiar o amigo. Cuando me asomo todas las tardes a mi balcón y veo a las golondrinas volar, me digo, «pero que libres son, que agusto están«, y es que hay veces que yo desde mi perspectiva y mirando a los cerros de Navalmoral pienso, »que gran respiro se está dando de la Naturaleza de nosotros«.
Por mucho que echemos de menos todas esas cosas, cuando llegan las 8 de la tarde al escuchar esos aplausos, sientes la fuerza con la que todo el mundo acompaña de manera simbólica a los verdaderos héroes de todo esto. Esa gente que día a día está al pie del cañón: sanitarios, fuerzas del orden, todos los que siguen trabajando porque sin ellos no sería posible seguir, repartidores, correos, etc.…
En tu cabeza solo resuena una idea. Si ellos están haciendo eso, como no voy yo a hacerlo, hay que resistir y ser fuerte, vas pensando y tu aplauso se vuelve mas sonoro y fuerte. La cabeza se llena de ideas, empiezas a pensar en los niños y mayores, «que podría hacer yo para poder hacer a estos niños mejor el confinamiento».
Charlas de los sábados
De todo esto nacieron las charlas de los sábados, que pensé valdrían para que nuestros niños a la vez que aprendían algo sobre nuestro entorno y naturaleza, podrían divertirse. Al final se ha convertido en algo muy divertido debido a nuestro concurso, en el que tienen sus premios y que haremos entrega de ellos en cuanto podamos salir a la calle.
Pues hasta aquí todo. Desearos lo mejor del mundo para todos, quiero decir que lo estamos haciendo bien, procurar no estropearlo en el último tirón y que después de esto deberíamos parar un poco, mirar bien alrededor, pensar bien y casi seguro cambiar algo.
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