Juan Manuel Morales: «Las residencias no han matado a las personas, han salvado vidas»

Marzo 2020, la pandemia irrumpía en nuestras vidas. No solo a los centros residenciales, sino cogió a toda la sociedad desprevenida. Titulares diarios de todos los medios de comunicación, titulares sobre contagios y fallecidos en las residencias,... titulares motivados por el desconocimiento que consiguieron por momentos ensombrecer el esfuerzo y trabajo de años de grandes profesionales. Mientras se despachaban con estos titulares, los profesionales luchaban exhaustos por salvar vidas asistiendo, sorprendidos, al vendaval informativo injustificado, incomprensible y demoledor.

Pero en la vida, el tiempo pone a cada uno donde se merece, las cosas vuelven a su sitio, y el sector de manera inmediata empezó a levantarse y se demostró el enorme trabajo realizado con los escasos medios disponibles que teníamos. La cabeza siempre alta y la consciencia muy tranquila por el trabajo realizado.

Los directores y gerentes de residencias reaccionamos tarde de todas las informaciones vertidas en los medios de comunicación, pero fue porque estábamos centrados en salvar vidas y mantener lo mejor posible a los residentes y una información transparente con los familiares.

Las aguas volvieron a su cauce y la perspectiva que el tiempo nos ha dado ha hecho que la situación se revierta y todo el mundo ha sabido de la verdadera realidad: «Las residencias no han matado a las personas, las residencias han salvado vidas».

Han salvado vidas con sus propios medios, sin ayudas externas, hemos estado solos ante esta pandemia. Los modelos de gestión de residencias, y sobre todo de Extremadura que son los que más conozco, han funcionado con una nota de MATRICULA DE HONOR.

Reitero, solos, sin medios físicos añadidos, sin ayuda del sector sanitario público, sin ayudas materiales de epi's, sin ayuda de la sociedad, ni de los medios de comunicación. Hemos sido unos culpables que nos hemos vuelto verdaderos héroes. Hemos llorado y no dormido, pensando que pasaría al día siguiente, si doña Juliana estaría con una saturación por encima de 95% o si don Eladio tendría fiebre durante la noche, si don Tomás se le quitaría la tos o si doña Virtudes nos llamarían al día siguiente del hospital…

Días inciertos con residencias con más del 80% de los residentes con covid, trabajadores sin poder ir a ver a tu mujer e hijos, viviendo en la residencia o en una casa solo durante muchos días, tu equipo sanitario todos o casi todos con covid, sin personal para poder ayudar a nuestros mayores y mientras tanto poniendo buenas caras a las familias y medios de comunicación… Y a las 20:00 h fallecen dos de tus residentes sin tener una sintomatología covid alta…, un día tras otro….un día tras otro….

Ahora quieren cambiar el modelo residencial…, pero ¿quién lo quiere cambiar?... Estamos trabajando por un modelo nuevo, con variaciones, que si residencias de menos de 90 residentes, que si habitaciones individuales superiores al 65% del total de las mismas, que si mayor carga sanitaria…, que si residencias públicas medicalizadas en lugares clave… Los profesionales del sector residencial hemos realizado nuestras aportaciones y al final la decisión y el modelo de futuro lo organizarán y decidirán los políticos. Pero políticos que no han visitado una residencia… si no ha sido para inaugurarla.

Héroes y heroínas

Añadamos más. Ahora que se sabe la verdad y los héroes y heroínas que han sido los trabajadores de residencias y sus gestores, seguimos en Extremadura sin recibir ninguna ayuda ni física, ni material ni económica por estos dos años de pérdidas morales y económicas. Eso sí, seguimos manteniendo residencias privadas con un nivel de infraestructuras y sanitario muy elevado y por encima de la media de España.

El sector residencial sí que funciona. Solo habría que mejorarlo y adaptarlo a las nuevas necesidades asistenciales, como la atención a la cronicidad. Todos sabemos que la medicalización de las residencias es el tema a debatir, pero ¿quien asume este coste?.

En lo que estamos todos de acuerdo, y es la base fundamental, es en apostar y mejorar la coordinación sanitaria. El resto, parches para justificar un trabajo mal hecho.