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Juan José Millás y Pilar Galán en La Inmaculada César
Juan José Millás llena La Inmaculada en la reanudación de los 'Diálogos con Pilar Galán'
Colaboraciones de HOY

Juan José Millás llena La Inmaculada en la reanudación de los 'Diálogos con Pilar Galán'

«Uno empieza a leer por lo mismo que empieza a escribir, por preguntarse las cosas», dijo el conocido escritor y periodista

César A. González

Domingo, 10 de febrero 2019, 12:06

El escritor y periodista valenciano Juan José Millás inició un nuevo ciclo de los 'Diálogos con Pilar Galán', una cita promovida por la concejalía de Cultura que llenó el salón de actos del centro sociocultural La Inmaculada.

Pilar Galán quiso saber, para empezar, qué fue lo que le impulsó a escribir. «Cuando era niño -respondió Millás- todo le resultaba extraño, en lugar de aceptarlo con naturalidad, como la mayoría». Eso le condujo a plantearse varios interrogantes que le llevaron a describir en papel lo que se presentaba ante él. En su opinión, un auténtico escritor «debe poner todo en tela de juicio, familia incluida». Ahí añadió que las cosas cuando realmente se ven es cuando están «fuera de contexto». Como ejemplo puso ver un semáforo en tu habitación y no en las calles.

En el transcurso de la conversación, seguida por cerca de un centenar de personas, llegó a la conclusión de que no es fácil discernir qué parte es real y qué parte no en su obra, para centrarse después la anfitriona en uno de sus últimos artículos, 'El eterno retorno'.

«Uno empieza a leer por lo mismo que se empieza a escribir, por preguntarse las cosas, afirmó. Pero lo importante es estar jodido. Si estás bien no escribes, ese efecto no lo consiguen las campañas de lectura. Un joven que sale por la noche a beber, a emporrarse y que vuelve a las 5 de la mañana y rompe una marquesina en un acto de rebeldía lo que hace es metabolizar su mal con el mundo y sin querer fortalece la realidad que quiere transgredir. El delincuente callejero es necesario. Si no pasa nada durante uno o dos días no pasa nada, pero si son dos semanas el Ministerio convocaría plazas. Un joven que en vez de eso lee 'Crimen y castigo' es una bomba, puede estar jodido y no alimentar a la realidad de la que está huyendo».

En otro momento recordó que su padre compró una enciclopedia Espasa y que la usó como juguete en las tardes de verano, fascinado con las ilustraciones a todo color. Su curiosidad le condujo a mirar varios artículos, considerando esencial el titulado 'Muerte', por su morbosidad, las autopsias, certificar las muertes y sus modos… En especial un texto en el que una mujer muerta embarazada dio a luz en el ataúd, se rescató al bebé y más tarde fue alcalde. El periodista no supo catalogarlo como terror o humor negro. Todo esto fue fundacional para él.

Tras pasar de puntillas por su incursión en el mundo de la poesía y su colaboración con Forges, la escritora morala prosiguió hablándole sobre la gran ciudad y los taxistas. Juan José Millás señaló que la gran ciudad puede ser cualquiera en la que una mujer puede llevar 5 años muerta en el sillón de su casa viendo Tele 5 y que sólo se descubrió porque los recibos de luz, agua y teléfono se devolvían.

«Por lo que mientras se paguen las facturas, estamos vivos para el Estado y las empresas», señaló.

«Los taxistas estaban tan tristes como nosotros«, le recordó Galán que llegó a decir Millás antes de la huelga. Y es que siempre les da la razón «aunque digan que VOX es de izquierdas», pues él usa mucho los taxis. A su juicio los taxistas mediáticamente han perdido, con unos líderes desastrosos y sin conseguir nada.

Convivir con un suicida

Para terminar, Pilar Galán le preguntó por las experiencias límite que le han sobrecogido más, recordando varias. Nos quedamos con una: el hecho de convivir en un hotel con un suicida el día anterior al suicidio. El hombre fue tan pesado que le provocó que bostezara en alguna ocasión a media tarde, pero su determinación por irse de este mundo era firme y loable. En el momento del suicidio le acompañaron dos voluntarios de la asociación Derecho a Morir Dignamente.

«El suicida se puso cómodo, puesto que se duchó y se puso albornoz, se sentó con los pies en la mesa, se tomó una pócima y a la par que hablaba con los dos chicos se fue quedando dormido». Lo recuerda muchas veces porque es lo más cercano a un ser vivo sobre lo que haya podido escribir.

Y ya en las preguntas de los asistentes, volvió a apuntar que es clave hacerse preguntas sobre todo aquello que veamos para escribir tal y como él lo hace.

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