

Noemí García Jiménez
Jueves, 23 de abril 2020, 11:59
En las últimas dos décadas, la Feria del Libro de Navalmoral ha ido consolidándose, con la incorporación de más actividades, el cambio de ubicación a una plaza más céntrica, como es la del Jardincillo, y el de fechas, para evitar estar siempre pendiente del cielo, como pasaba cuando se celebraba en abril.
Echando la vista tras, en el 2001 un titular de prensa decía 'La feria del libro consolida su programa'. En esa edición, de seis días de duración, del 26 de abril al 1 de mayo, además de la firma de numerosos autores, entre los que citar a Dulce Chacón y Javier Sierra, la feria acogió la presentación oficial de los VII Coloquios Histórico-Culturales del Campo Arañuelo, dedicados a Julio Romero.
Fue una feria más volcada en el público infantil que en ediciones anteriores. Mediante talleres, títeres y cuentacuentos, entre otros actos, se pretendía inculcar la afición por la lectura entre los más pequeños
Entre las novedades, aunque la carpa se instaló en la plaza de España, se extendieron los actos a escenarios alternativos como la Casa de la Cultura, el cine Cruz Blanca, la Fundación Concha o la propia calle.
A lo largo de la feria, hubo sorteo de libros, una campaña de recogida de libros para El Salvador organizada por la ONG 'libros para el mundo', cine, teatro, música, conferencias, pintura, títeres, talleres, magia, la presentación de la obra 'Lágrimas de una mujer, de Rocío Bernal, y la lectura pública colectiva de un clásico de la literatura 'El Principito', de Saint-Exupery.
Acuerdos y desacuerdos
En los años siguientes hubo algún desacuerdo con los libreros por la ubicación, la feria se instalaba por entonces en la plaza de las Minas, hasta que en el 9 de abril del 2005, los libreros locales acordaron exponer en la Feria del Libro. Semanas atrás había rechazado participar, pero, tras llegar a un acuerdo con la concejala de Cultura de ese momento, se celebró la feria.
Desde hacía dos años demandaban una ubicación mejor, más céntrica, y ese año fue el primero que se instaló en la plaza de Comillas. Para dar respuesta a su demanda, se les ofreció más espacio para las carpas individuales, que ocuparon una superficie de 18 metros cuadrados cada una, y se les aseguró que los stands permanecerían cerrados herméticamente para evitar que las lluvias estropearan los libros. Ese año la feria contó con nueve casetas, por la participación de La Galatea, siendo cuatro de los libreros locales y una del Ayuntamiento.
Sin embargo, a pesar del acuerdo, las librerías moralas continuaron mostrando su malestar con el planteamiento de esa edición, al considerar, en palabras del fallecido y recordado Leandro Fernández, que «rompe con la filosofía tradicional», pues La Galatea traería «libros de ocasión, que difieren del espíritu de la feria del libro morala que ha contado siempre con las novedades del mercado editorial». La Galatea contaba en su stock con libros que en su mayoría estaban descatalogadas, siendo algunos de mala calidad.
Encina de Plata
La siguiente novedad fue la incorporación del premio de novela corta Encina de Plata, que con su edición XIV se ha consolidado como un referente a nivel internacional en ese género.
En la edición del 2008, celebrada del 20 al 26 de abril, junto a las presentaciones de las novelas de Francisco A. Sánchez y de Tomas Martín Tamayo, varias lecturas, los talleres infantiles, el teatro, una conferencia por Lourdes Ortiz, las animaciones y los paseos literarios se incluye en el programa la presentación del libro del I premio Encina de Plata.
Desde ese momento, el acto de dar a conocer el fallo del jurado del premio, que cuenta con Pilar Galán y los académicos Luis Mateo Díez y José María Merino, es muy esperado en todas las ediciones.
En la feria de abril del 2015, me uní a las firmas de libros, junto a mi compañero Jose María Gómez de la Torre. Es una edición que nunca olvidaré y que, por cierto, no llovió. Duró una semana y presentamos cinco escritores locales, Ana Muñoz, Pilar Galán, Mara Godoy, además de nosotros, junto a la asociación Tallertulia y los escritores Juan Pedro Recio y Lourdes Castro, ganadora del Encina de Plata.
La edición del 2016 tuvo un comienzo accidentado a causa de la lluvia; fue en abril, de jueves a domingo. Hubo, como otros años, actividades de animación a la lectura en la biblioteca, cuentacuentos, presentaciones, charlas, teatro, junto a una exposición titulada 'Don Quijote del Mancha' en la Fundación Concha y un rap literario en el Jardincillo. Ese año se contó con la participación de los colectivos Objetivo Araté, Amatista y Bolindres que se suman a la Fundación Concha y al Club Moralo de Ajedrez, ya habituales en esta cita literaria. El Encina de Plata alcanzaba su X edición.
Después de las lluvias del año anterior y los importantes destrozos que ocasionaron en el 2017, a petición de los libreros se trasladó la feria a junio. Después de un acuerdo con la concejalía de Cultura, tuvo lugar del 5 al 11 de ese mes, en el Jardincillo.
En su programación contó con trueque de libros, un homenaje a Gloria Fuertes, varios talleres de animación a la lectura, teatro y un espectáculo de Asaco Producciones
También tuvieron lugar las presentaciones de Pilar Galán, Juan Ramón Santos, Justo Fernández, Joaquín Araujo y José María González Mazón, a las que me uní de nuevo con una novela corta.
Entre las novedades de la edición del 2018, que tuvo lugar del 4 a 10 de junio 2018, el 'Duende pimiento' enseñaba a los pequeños la biblioteca. Se mantuvo el trueque de libros usados, hubo una exposición tebeos de Posguerra, y lecturas y cuentacuentos en las emisoras de radio, tanto en la cadena Ser como en la COPE. Se contó además con las presentaciones la de la poetisa Marta Abadía y los escritores Juan Ramón Santos y Charo Alonso.
En la edición del 4 al 9 de junio de 2019 se mantuvieron los stands en el Jardincillo, los talleres, los cuentacuentos, los certámenes, la música y el ajedrez, y las lecturas en las emisoras de radio, y entre las presentaciones, se contó con las escritoras Ángeles Cantero y Anabel García.
Una larga espera
Y en cuanto a la del 2020, que algunos dijeron que sería un año de buena suerte, en el que llegábamos a la edición XIV del Encina de Plata, por primera vez desde que comenzó la feria del libro de Navalmoral no habrá edición. Los cuentacuentos, las presentaciones, los encuentros de los escritores con sus lectores, los teatros y las animaciones tendrían que esperar hasta junio del año siguiente.
Admito que esa espera se me va a hacer un tanto larga. ¡Feliz Día del Libro!
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