Eloy García
Miércoles, 18 de diciembre 2024, 17:04
Durante años el padre de Amelia García fue guarda de la finca Macarra, donde comenzó su contacto con la agricultura y la ganadería
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-Usted se define como una persona de campo…
-Más de campo que las amapolas [ríe]. Me crie en la finca, entre ganado, y encima me enamoré y me casé con uno más de campo todavía.
-¿Cuándo comenzó su andadura como ganadera?
-Después de casarme, al año siguiente. Utilizamos el dinero de la manzana para comprar varios animales, en 1983. Tres o cuatro vacas, dos cerdos,… y hasta ahora. Eso sí, empezamos con mansos y después cambiamos al bravo, a pesar de que se trata de un ganado más complicado, sobre todo porque lleva el doble de papeleo.
-¿Por qué hicieron el cambio?
-Porque a mi marido, Juan José Cano, que además quiso ser torero pero no le dejaron, siempre le gustó el ganado bravo. Tuvimos la oportunidad y en 2.000 iniciamos esta andadura. Seis años después falleció en un accidente y me hice cargo de todo. Ahora la ganadería se llama Herederos de Juan José Cano.
-¿Cómo fueron esos primeros años en solitario?
-Muy difíciles, con muchos nervios, sobre todo los dos primeros. Lo veía todo muy difícil, pero con la ayuda y ánimos de mis hijos Aroa y Juan José, conseguí salir adelante. También me ayudó mucha gente, sobre todo un buen amigo de mi marido, que siempre acudía a la hora de los tratos de la venta.
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-¿Cuantos animales tiene en la actualidad?
-Entre vacas, toros y novillos, 245. Los tenemos en Rincón de Romangordo, una finca muy bonita en la que ya llevamos 30 años.
-¿Con ganas de jubilarse?
-Ya debería estarlo, pero no me dejan [ríe]. Tengo 65 años, pero mis hijos me animan a que no lo haga. Me dicen que siga, que en casa no voy a tener nada que hacer. Además, ahora también está más en el campo Juan José.
-Comenta que donde de verdad disfruta es en el campo, no en la plaza…
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-Así es. El ganadero que trabaja el campo, que da de comer a sus animales, no disfruta viendo como torean en la plaza al animal que ha criado. Disfruta viéndolo en la finca, bien alimentado, corriendo, sano,… nos recreamos incluso viendo como comen.
-¿Ha sufrido machismo en su trabajo?
-Sí. En el mundo del toro hay mucho machismo. Va cambiando, pero todavía hay bastante. Recuerdo que una vez vino un señor a comprarme el ganado y al verme me dijo que no trataba con mujeres y se fue.
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Además, cuando voy a los tentaderos y en otras ocasiones noto la diferencia si está mi hijo o no. Muchos prefieren dirigirse a él, aunque saben perfectamente que la ganadería es mía y que soy yo quién la trabaja. Antes me afectaba más, pero ya me da un poco igual. Son ellos los que se tienen que adaptar.
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