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María Angustias con su padre y en el quiosco de niña
El primer kiosco de Navalmoral, desde 1956 en la plaza de España desafiando al tiempo y a los tiempos

El primer kiosco de Navalmoral, desde 1956 en la plaza de España desafiando al tiempo y a los tiempos

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José Luis PdE

Lunes, 17 de abril 2017, 20:59

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El primer kiosco de Navalmoral, el de la plaza de España, lleva más de 60 años al servicio de lectores y clientes, desde que lo fundara Antonio Sánchez, 'el chocolatero', en 1956. Su hija, María Angustias, nos habla sobre su origen y sus vivencias en esos pocos metros cuadrados.

Mi padre, Antonio Sánchez Gómez, fue su fundador y pionero en este negocio allá por 1956. Más conocido como el Chocolatero, se decidió a montar dicho negocio como medio de vida para él y para su familia, y así dar un nuevo servicio a la villa y sus alrededores, ya que fue el primer kiosco de prensa.

¿Cuántas personas han estado al frente del kiosco desde su inicio?

Mis padres, Antonio e Isabel, empezaron con el negocio, hasta que llegado el momento mi padre decidió jubilarse y pasar el relevo a la siguiente generación, en este caso a mí, que empecé a regentar el negocio hasta el día de hoy.

¿Qué tipo de artículos se vendían antes y se venden ahora?

Antiguamente se vendían una gran variedad de artículos: revistas, periódicos, novelas, libros, tebeos, cuentos, juguetes, coleccionables de todo tipo, chucherías, incluso en verano mi padre ponía un puesto de helados para refrescarnos todos. Hoy, 61 años después, exceptuando las golosinas, seguimos vendiendo lo mismo, además de bebidas y tabaco, pero todo de forma muy limitada comparado con antes, acusando mucho el empuje de las nuevas tecnologías.

¿Cuáles fueron las primeras publicaciones que se vendían, recuerdas alguna portada en especial por su impacto o por el acontecimiento que anunciaba?

La mayoría ya están desaparecidas. El Ya, el Pueblo, El Caso, el Arriba, Diario 16, etc. Las portadas más impactantes son muchas, pero una de las que mayor impacto recuerdo fue la de la muerte de Franco.

¿Han cambiado mucho los tamaños y diseño de las publicaciones?

La mayoría ha cambiado a un tamaño más pequeño y manejable. También se nota mucho el tratamiento digital de las imágenes y los textos.

¿Cómo has conocido la plaza, cuál dirías que son los cambios más importantes que ha experimentado?

La he conocido con las casas adosadas a la Iglesia de San Andrés y hasta cuatro puestos móviles de venta de golosinas, pipas, altramuces, tabaco en paquetes y cigarrillos sueltos, helados, turrón... La parada de autobuses, las carteleras de los cines que había entonces, cuando se colocaban en unos soportes instalados en la plaza con ese fin. Con cabinas telefónicas, y en general muy distinta a como es ahora. Varias remodelaciones que han afectado al pavimento, a la fuente, a los árboles, a la iluminación y a la redistribución de todos los elementos, unidas al corte de tráfico en la peatonal, creo que son los cambios más importantes.

¿De dónde viene lo de el kiosco del Chocolatero?

Esta denominación tiene su origen en mi abuelo, le llamaban Chocolatero porque en aquella época vendía chocolate y era muy conocido en la zona por ello.

¿Cuál es tu principal tipo de clientela?

Es muy variada, no hay un perfil concreto, desde niños hasta ancianos pasando por todas las edades, clases sociales y sexo. Tenemos artículos para todos los públicos.

Vamos a dar un repaso a los números uno antiguos y modernos, para conocer los más vendidos y la evolución de sus precios. El periódico más vendido, la revista, el tebeo y la novela.

El periódico más vendido era el ABC, no recuerdo bien el precio pero no pasaba de 10 pesetas, ahora es el HOY que cuesta 1,40 ¤. La revista más vendida era Hola, que podía costar 8 pesetas, hoy la más vendida es Pronto, yo diría que porque es la más barata, cuesta 1 ¤. Los tebeos fueron muchos: TBO, Hazañas Bélicas, Mortadelo y Filemón, El Capitán Trueno, Zipi y Zape, etc, rondaban las 5 pesetas. Hoy ya no hay tebeos como tal, son revistas con juguetes o artículos incorporados y cuestan 4 o 5 ¤. Y las novelas quizás las de Marcial Lafuente Estefanía, costaban unas 5 pesetas, hoy se venden las de Bianca un precio de 3,65 ¤.

¿Ha pasado algún personaje famoso por aquí?

Sí, muchos. Toreros como Ángel Teruel o Espartaco; rejoneadores como Leandro Hernández; gente de la realeza o cercanos como Nora de Liechtenstein e Isabel Sartorius; políticos y algún que otro actor y actriz. Estar en el mismo centro de la población, junto al Ayuntamiento y la iglesia de San Andrés, siendo un foco de actualidad y cultura tan accesible como es un kiosco, hacen imprescindible su visita en ocasiones, como te decía antes, a todas las clases sociales.

¿Cómo es la vida de una kiosquera, qué días y horarios tienes de trabajo?

Pues la vida de una kiosquera es bastante sacrificada. Las jornadas, en mi caso, son de 13 o 14 horas diarias, desde las 6:30 hasta las 8:30 h, menos el fin de semana que cierro a mediodía.

¿En cuántos metros cuadrados te mueves y con qué comodidades cuentas ahora respecto al origen del kiosco?

El kiosco tiene habitables unos 2 metros cuadrados, y las principales comodidades actuales respecto a su origen son la incorporación de la televisión, que ayuda a llevar mejor las horas de inactividad, y el aire acondicionado para combatir el frío y el calor.

¿Qué es lo mejor y lo peor de este trabajo?

Lo mejor el trato con el público. Lo peor las horas realizadas, el frío, el agua y también el calor. Pero disfruto mucho porque es un trabajo que me entusiasma y esto lo compensa todo.

¿Qué lectura te gusta más de las que tienes a mano, qué sueles leer?

Antes lo leía casi todo. Ahora el periódico todos los días, pero de lo demás me he saturado y casi me entretiene más leer la propaganda de ofertas.

¿Crees que Internet ha perjudicado al kiosco tradicional? ¿Hay ventajas del impreso sobre el digital?

Totalmente, la aparición de Internet ha perjudicado mucho al kiosco tradicional. Ahora se lee la prensa, las revistas y los libros en el teléfono, la tablet o el ordenador. Pero por fortuna sigue habiendo gente a la que gusta el olor y el tacto del papel, que agradecen además no necesitar baterías ni electricidad para disfrutar de su lectura.

¿Qué futuro le pronosticas al kiosco moralo de Plaza España?

Me gustaría llegar a jubilarme, como en su día lo hizo mi padre, y pasar el relevo como él a la siguiente generación de Chocolateros, la tercera, que en este caso sería mi hija María.

¿Recuerdas alguna anécdota especial en todos estos años?

Podría contarte millones de anécdotas, pero la que se repite año tras año, es la del día del sorteo de la Lotería de Navidad, cuando viene la gente antes de terminar el sorteo pidiendo el periódico con las listas. No falla, es increíble, todos los años se repite la misma historia y ya nos reimos esperando a ver quién llega.

Muchas gracias por dedicarnos tu tiempo Mª Angustias. ¿Qué dirías para despedirt?

Muchas gracias a ti por este pequeño reconocimiento a mi padre y su negocio que tanto esfuerzo y años le costó sacar adelante... y poco más que decir, que sigamos muchos años más dando este servicio a Navalmoral y sus alrededores. Gracias y un saludo para todas y todos.

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