«Antes todo se hacía a mano, con muchos jornaleros»

José Luis Manzano forma parte de una de las familias que abandonó Talavera la Vieja como consecuencia de la construcción de la presa de Valdecañas

E. G. R.

Viernes, 4 de marzo 2016, 21:57

En la popularmente conocida como 'Talaverilla', Talavera la Vieja, la familia de José Luis Manzano se dedicaba a la agricultura, oficio que más tarde continuaron en Santa María de las Lomas y Rosalejo. Labores en las que sin embargo él (ahora al frente del bar Manzano de Navalmoral) prefirió no seguir.

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¿Qué recuerdos tiene de aquella tierra fértil, agrícola y ganadera que rodeaba Talavera la Vieja?

-Pues no muchos, ya que nos tuvimos que ir cuando tenía nueve años. Casi todo el mundo se dedicaba a la agricultura y la ganadería. Mis padres eran agricultores y principalmente cultivaban algodón. Recuerdo que nadie se quería ir, pero por aquel entonces era lo que había.

-¿Dónde recaló la familia con posterioridad?

-Primero estuvimos en Santa María de las Lomas, aunque solo un año. Pero mis padres cambiaron la parcela que adquirimos en Santa María por otra en Rosalejo. Cultivamos algodón y también tabaco. Sin embargo finalmente optaron por dejar la agricultura para irse a Navalmoral, a buscarse otro medio de vida.

-¿Por qué?

-Porque en aquellos tiempos no era como ahora. Todo se hacía a mano y mi padre tenía que buscar muchos jornaleros para hacer cualquier cosa. No acababa de ver futuro en la agricultura y decidió venirse a Navalmoral, después de dos años en Rosalejo.

-¿Cree que la construcción del pantano de Valdecañas, que anegó miles de fértiles hectáreas, benefició o perjudicó a la zona?

-A ver... En aquella época a nosotros nos perjudicó, pero la verdad es que ahora podríamos estar pasando sed si no hubiese sido por la construcción de este y otros pantanos. En cuanto a esta zona y sobre todo al entorno de Talaverilla... Recuerdo que el perjuicio fue muy grande. En primer lugar porque eran los tiempos que eran, y tenías que irte de allí, obligado, quisieras o no. Por otro lado recuerdo que por aquel entonces mi pueblo ya era grande. Corría el año 1963 y podría tener 1.800 ó 1.900 habitantes. Además la gente estaba preparando ya la zona para el regadío, para empezar a poner tabaco. De hecho algunos ya lo estaban poniendo, pero todo el mundo tuvo que abandonarlo todo.

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-Sería duro dejar atrás el lugar donde se crió y a los amigos, vecinos...

-Así es, pero que se le va a hacer. Recuerdo que la gente se repartió entre varios de los denominados 'pueblos nuevos', como Rosalejo, Santa María, Tiétar y Pueblonuevo de Miramontes, además de Leganés y Hospitalet.

-¿Leganés y Hospitalet?

-Pues sí. Por lo que sea hubo mucha gente que se fue allí, imagino que habría más trabajo que por aquí.

-De aquellas labores del campo, aun siendo usted muy joven... ¿Qué recuerda?

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-Pues que era una vida muy dura. Cuando mis padres iban a recoger algodón, como no tenían a nadie cerca que pudiera echarles una mano, me llevaban con ellos. Lo vi y lo viví de cerca, pero la verdad es que no me gustaba.

-Por eso eligió otra ocupación...

-Pues sí, la verdad es que la hostelería me gusta más y a mi parecer aquí se está mejor que trabajando en el campo, aunque tampoco es fácil. No obstante no nos podemos quejar. Abrimos el bar Manzano en el año 1970, lo ampliamos en el 1998... ¡Y aquí seguimos!

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-¿Suele regresar a Talaverilla?

-Sí, cuando baja el pantano y se puede ver algo de los restos. Vamos con la familia, nos llevamos la merienda y pasamos el día. Aunque nuestra casa no se suele ver ya que el pantano tiene que bajar mucho. La última vez fue hace 22 años.

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