Antonio J. Armero
Jueves, 26 de septiembre 2024
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A Violeta Arribas le iba bien en Madrid. Tenía allí un centro de yoga, psicología y medicina ayurvédica con 300 metros cuadrados y contaba con una clientela consolidada que la buscaba a ella, profesora de profesores, para apuntarse a sus clases, sus consultas y sus retiros en la naturaleza.
«Después de trece años con el centro abierto, estaba en el momento de mayor éxito –cuenta–. Algunos clientes me preguntaban a veces que cuándo iba a abrir otro en el sur de Madrid, porque el mío estaba en el norte, y yo en lo que estaba pensando era en cerrar».
Y eso hizo. Bajó la persiana y se fue a vivir a Losar de la Vera, a una casa en mitad de un bosque de robles, a un kilómetro del pueblo. Y desde ahí hace casi todo lo que hacía en Madrid, pero por Internet: clases de yoga, consultas, seminarios, cursos...
El suyo es un caso paradigmático de nómada digital, un perfil de trabajador que la Junta de Extremadura quiere atraer a la región, y para ello aprobó hace unos días un plan con un anzuelo suculento: hasta 15.000 euros de subvención para quien se empadrone en un pueblo de la región y se quede a vivir y teletrabajar en él al menos dos años.
«He ganado calidad de vida», resume la empresaria al echar la vista atrás y comparar. «Tengo menos estrés –amplía–, la cabeza más calmada, más sosiego en mi vida. No pierdo tiempo en desplazamientos. Y aunque gano menos dinero porque ofrezco menos servicios, tengo más tiempo, que para mí es lo fundamental»
Así es su vida desde el otoño del 2019, cuando se instaló en La Vera. «Siempre he tenido un vínculo con la naturaleza, y en particular con esta zona de Extremadura, porque mi abuelo paterno era de un pueblo abulense de la Sierra de Gredos –explica–. En este lugar he celebrado algunos de los retiros que organizo. Y hace diez años que compré un terreno. Venía todos los fines de semana que podía, pero llegó un momento en el que esos fines de semana no eran suficientes. Yo quería acostarme y despertarme cada día en plena naturaleza. Y me decidí a dar el paso. Me puse una fecha tope, que fue el verano del año 2019, y tras él me vine a Extremadura».
En Losar de la Vera vive en una casa alquilada, desde la que presta algunos de los servicios de 'Extrema consciencia', que es el nombre de su proyecto.
«Extrema por Extremadura y por la idea de extremar la capacidad del cerebro para vivir de modo saludable e integrados con la naturaleza», explica Arribas, que no siempre puede hacerlo todo desde la casa.
Hasta ella no llega la fibra óptica, que sí hay en el espacio de 'coworking' del pueblo. Ahí tiene una buena señal de Internet, también mesas en las que sentarse con su ordenador y si necesita más espacio, puede alquilar una sala. Además, tiene la casa de su hermano en Navalmoral.
Las herramientas digitales
«Cuando decidí venirme a Losar, ya tenía una cierta reputación en el sector, después de 13 años trabajando en él, y sabía que habría gente que me seguiría allí donde fuera, que querría seguir asistiendo a mis clases aunque fueran por Internet».
Y así ha sido. En algunas de las que imparte hay hasta medio centenar de alumnos. Y quien no se puede apuntar a ellas, tiene la opción de ponerse el vídeo de la sesión cuando más le convenga.
Son algunas de las opciones que ofrece su escuela de yoga y salud online, que ha demostrado puede funcionar residiendo en un pueblo del norte extremeño. Por esto, tiene clara su opinión sobre la iniciativa de la Junta de subvencionar con hasta 15.000 euros a los nuevos nómadas digitales.
«Qué bien –dice– que se dé dinero para poder hacer realidad el sueño de muchos que quieren esta forma de la vida, la que te ofrece el mundo rural, con su mayor calidad de vida».
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