Jaime Baquero: «regresé a Navalmoral para continuar con el legado de mi padre»

Jaime Baquero es otro ejemplo de los muchos moralos que emigraron y que, tras un tiempo, regresaron a su localidad natal. Baquero trabajaba junto a su padre en una empresa de electricidad cuando decidió viajar a Bournemouth, donde se encontraba su amigo Pablo González, con el objetivo de aprender inglés y «conocer mundo».

Como muchos de los que llegan a una ciudad donde se habla otro idioma, comenzó trabajando en un pub, pero más tarde logró un empleo en su área profesional como jefe de zona del servicio de Atención Técnica de Inversores Solares en la empresa valenciana Power Electronics. Esta experiencia le permitió residir tres años en la ciudad inglesa de Wolverhumpthon, tras los cuales se trasladó a Huesca, donde vivió y trabajó durante cinco años más.

En este caso, haciéndose cargo de la formación técnica de máquinas de gestión de efectivo, que básicamente son cajas fuertes que cuentan y gestionan el dinero. Desempeñando ese puesto, viajó con frecuencia a Japón, Sudáfrica o Brasil, entre otros países, gracias a los conocimientos de inglés técnico adquirido con anterioridad en Inglaterra.

Decidió regresar

Finalmente, formó una familia y decidió regresar a Navalmoral, porque la tierra y las raíces «tiran mucho». Volvió para hacerse cargo de la empresa familiar, J. Baquero Energía y Mantenimiento, en la que su padre había invertido 30 años de su vida, y que, de no haber sido por él, probablemente hubiera cerrado.

Así, Jaime continúa con el negocio familiar en Navalmoral. «Aunque a veces eche de menos la gran ciudad, me gusta Extremadura. Por eso volví. Además, habría sido una pena perder todo el tiempo y trabajo invertido por mi padre».

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