Nerea Fernández, nueva coordinadora regional de IU HOY

«En la izquierda nacional sobran egos y aquí debemos ser más atrayentes»

Nerea Fernández, joven morala de 33 años, nueva coordinadora regional de Izquierda Unida

J. López-Lago

Miércoles, 14 de mayo 2025, 23:42

Nerea Fernández entró como militante en la XV Asamblea de Izquierda Unida Extremadura y salió como coordinadora regional sin que asumir este liderazgo estuviera en sus planes. Tiene 33 años, es de Navalmoral de la Mata, emigró a Alemania primero y luego a Irlanda, donde trabajaba con niños con necesidades especiales hasta que regresó para ser la número 2 de la lista a la Asamblea por Cáceres, escaño que consiguió en 2023. Fue la diputada más joven del inicio de la legislatura.

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De ideas firmes y discurso combativo, no le gusta la lucha de egos que hay en la izquierda a nivel nacional. En Extremadura tiene la misión de mantener viva a Izquierda Unida, lo cual pasa por cuidar la sintonía actual que tiene con sus compañeros del grupo parlamentario Unidas por Extremadura que preside Podemos.

–¿Por qué no se llegó a la Asamblea con una sola candidatura, en qué disentían las listas de Joaquín Macías, a la que usted pertenecía, y la de David Araújo?

–Es difícil estar todas de acuerdo y eso es bueno porque significa que la organización está viva. Las diferencias eran por temas organizativos y yo iba con Joaquín Macías porque se enfrentó a una etapa muy dura y consiguió que mantuviéramos la representación institucional. Pero el resultado fue muy 'justino' (49,5%-50,5%) y se decidió hacer una síntesis de consenso con una dirección nueva y que hubiera relevo generacional. No era mi plan, pero salió mi nombre porque ya fui coordinadora local en Cáceres cuando no había casi actividad y la revivimos. En Izquierda Unida saben que soy militante pura y trabajo para tejer.

–Durante sus primeras palabras subieron los 30 coordinadores, y era llamativo verla a usted en el centro siendo la más joven. ¿No echa de menos más implicación de veinteañeros y treintañeros como usted?

–El problema es que gente de mi edad emigra. Eso pasa en mi pueblo y por eso hay un salto generacional en política. En esa foto solo hay uno de 26, que es David, muy pocos de 30, y luego se salta a los 50. Ser más atrayentes es un deber que tenemos aquí en la izquierda. Ahora con una dirección más joven esperemos que en Izquierda Unida baje esa media de edad.

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–¿Habrá cambios en la estrategia electoral para 2027?

–Nuestra política de alianza seguirá siendo Unidas por Extremadura (coalición electoral entre Podemos, IU y Alianza Verde). Tenemos que decir con orgullo que es la única que funciona perfectamente porque en otras comunidades ha sido más difícil. Pero aquí juntos somos más fuertes. Hemos tejido un equipo y la gente reconoce el trabajo de Irene (de Miguel, de Podemos) y Joaquín (Macías, diputado de IU al que ella sucede). Tenemos una dinámica muy sana, hemos demostrado que la política se puede hacer con cariño y cuidados y para nosotras Unidas por Extremadura es un paraguas.

–¿Y si aterriza Sumar en Extremadura?

–No sé qué pasaría porque las decisiones nuestras son colectivas. Ahora mismo Unidas por Extremadura es nuestra marca y nuestra coalición, lo demás lo iríamos viendo.

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–Son cuatro diputados, pero sin capacidad de decantar políticas esta legislatura, ¿siente que está predicando en el desierto?

–No tenemos esa bisagra que nos haría decisivos y el PP siempre se junta con Vox, pero es importante hacer oposición. Ahora por ejemplo con el reparto de migrantes teníamos que salir a decir que es una vergüenza que la Junta se niegue. Hay que fiscalizar algunas cosas y el Parlamento es buen sitio. Con el tema de las minas obtenemos información y vamos a los pueblos a dársela a la gente para que se organicen en plataformas. Pero es cierto que medidas en sí podemos aprobar pocas, como ponerle impuestos a las fotovoltaicas que nos están alicatando el suelo de Extremadura. O evitar la vergüenza de la Ley de Concordia que han acordado PP y Vox. Si no estuviéramos en el Parlamento no podríamos mandar información a las asociaciones memorialistas. No somos decisivos, pero sí una china en el zapato.

–En Extremadura la izquierda ha perdido terreno en los últimos años, que ha ganado la derecha y la ultraderecha, ¿qué autocrítica hace?

–El sistema económico tiene parte de culpa y que la ultraderecha esté tan crecida no es tanto culpa de la izquierda como de la derecha conservadora, del PP, que le da alas. En mi opinión la izquierda debe volver a la calle, donde siempre ha estado, pero con un discurso más moderado y yo soy más visceral. Y la ultraderecha no es que avance, ya está aquí y la sufrimos, entre otras cosas con comentarios terribles en Extremadura cuando intenta derogar la Ley LGTBI. Como autocrítica creo que es necesario que la izquierda sea una y dejar fuera los egos, lo cual se nota a nivel estatal y repercute aquí. Pero si gobernara el PP en España entonces sí que esto sería el caos, por ejemplo para salir de la covid, para lo cual Feijóo habría hecho con recortes, no impulsado el gasto social.

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–Si pregunta en la calle, a su coordinador federal, Antonio Maíllo, no lo conoce nadie. ¿Echa de menos una referencia a nivel nacional más allá de Yolanda Díaz o Gabriel Rufián?

–Estaba pensando en Julio Anguita y que precisamente Antonio tiene ese perfil, aunque no sea tan mediático. Lo que echo de menos es un análisis más calmado, volver a la política que se cocina a fuego lento. Las redes sociales nos han pasado factura porque nos ha obligado a opinar de todo muy rápido sin haberlo cocinado. Echo de menos esa persona que siga el ejemplo de Julio Anguita.

–¿Qué siente cuando se topa con clase trabajadora seguidora de Vox?

–Yo me he sentado con trabajadores de extrema derecha y se les puede desmontar su discurso, pero hay un fallo en la conciencia de clase. Y si los medios de comunicación dicen todos los días que los comunistas somos personas malas, al final cala. Y nosotros no tenemos recursos para combatirlo.

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–Ahora que se ha reavivado el debate tras el apagón, ¿cuál es la posición de IU sobre Almaraz, cierre rotundo o con matices?

–El cierre de esta central nuclear se conoce desde hace tiempo y nosotros llevamos desde los 90 pidiendo un plan para esa plantilla. Queremos una buena prejubilación para los trabajadores o reubicación. Y sí, las nucleares tienen que cerrar, aunque con su desmantelamiento quedan bastantes años de trabajo.

–¿La industria que traerá AESC al Campo Arañuelo no basta?

–Tengo confianza en que sí, y la fábrica de baterías que se contempla también, pero además hay que apostar por las prejubilaciones.

–¿Como comunista ha estado siguiendo el cónclave para elegir Papa?

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–Soy atea convencida, pero el Cónclave me encanta, es política. El Papa Francisco me caía bien, salvo en alguna cuestiones como el aborto. Pero claro que sigo este y todos los cónclaves porque es política.

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