

Belén vázquez, concejala durante varias legislaturas
Domingo, 26 de abril 2020, 23:31
Nos sentíamos dueños del mundo. Pasaban cosas: enfermedades, delincuencia, catástrofes naturales... nada iba con nosotros. Tal vez nos sentíamos compungidos con las noticias de Telediario o las desgracias de nuestro entorno más inmediato, pero la pena no pasaba de unos minutos, horas, incluso días.
Solo cuando la mala racha entraba por nuestra puerta, tomábamos conciencia del verdadero sufrimiento.
Nos dijeron que había un virus raro en China y poco nos importó. China estaba muy lejos. Después llegó a un país cercano (Italia) tampoco importó mucho.
Teníamos un Gobierno recién estrenado cuando se detectó el primer caso (31 de enero). Probablemente en esas fechas andaban más preocupados por agradar a unos socios de los que no se fiaban que de afrontar la crisis.
Por eso dijeron que no pasaba nada. Utilizando al director de Alertas y Emergencias Sanitarias nos comunicaron de manera solemne que España no pasaría de dos o tres casos aislados y, claro, como ciudadanos de bien que somos confiamos en nuestro Gobierno y seguimos con nuestra vida.
Fuimos al fútbol, al concierto de la Pantoja y ¡cómo no! a la manifestación del 8 de Marzo.
A pesar de que en esos días ya había casi quinientos casos del bicho. Las 'miembras' del Gobierno nos dijeron que el machismo mata más que el virus y allá que nos fuimos todas y todos.
Pero ¡O! casualidad, los días previos a la manifestación no pasaba nada. Mi Gobierno me decía que el riesgo de contagio era mínimo. Aunque a partir de día 9 de marzo ya no pudieron seguir ocultando datos y la escalada del virus nos dejaba sin aliento.
Yo espero que mi Gobierno asuma un mínimo de culpa por su mala gestión ante semejante drama.
Mi Gobierno no es responsable del virus.
Pero sí lo es de no equipar a los sanitarios de material adecuado para prevenir el contagio.
Es culpable por dejarse engañar por unos mafiosos que le venden material sanitario defectuoso.
Es culpable por no contar con los talentos científicos de este país.
Es culpable de anteponer política partidista a generosidad y altura de miras.
Es culpable de mantener la burocracia por delante de resoluciones que habrían permitido a muchas empresas dejar su actividad para producir equipos sanitarios.
Es culpable por adoptar medidas tramposas que se parecen más a la letra pequeña de una póliza de seguros que a las medidas de un Gobierno.
Yo como ciudadana también soy culpable. Asumo mi parte de responsabilidad y pido disculpas: a mis vecinos, a mis paisanos, a mi familia por no confinarme antes de recibir la orden.
Disculpas del Gobierno
Pido y espero que algún día el Gobierno de España haga lo mismo y pida disculpas.
Que pida disculpas a unos sanitarios a los que mandaron a la guerra sin armas.
A las familias de las víctimas por la demora de los recursos necesarios para luchar contra la enfermedad.
A los transportistas, que en los primeros días ni servicio de cómoda tuvieron.
A los cuerpos y fuerzas de Seguridad, que a pesar de sus escasos sueldos e incluso desprestigiados por algunos de sus jefes políticos, siempre están en primera fila de combate.
A toda la cadena de alimentación, porque gracias a ellos vamos sobreviviendo en nuestras casas.
Al voluntariado que cuida y atiende a los más vulnerables.
A todas las personas que han perdido su empleo y a las que lo perderán en los meses venideros.
Quien seguramente no perderá su empleo serán los 'trabajadores' sindicales, los de las sedes de los partidos políticos y, por supuesto, nadie de los chiringuitos palmeriles.
Ojalá que unos y otros, y cada uno en la responsabilidad que le corresponda, aprendamos, aunque solo sea un poquito, de esta crisis que nos iguala.
Porque esta vez el drama entró por la puerta de todos.
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