Borrar
Pepe Pascual lleva varios años retirado de la política activa HOY
«Nos espera un futuro que exigirá sacrificios que, tal vez, no estemos preparados para afrontar...»
Reflexiones sobre la crisis del coronavirus

«Nos espera un futuro que exigirá sacrificios que, tal vez, no estemos preparados para afrontar...»

«Especialmente mueren aquellos a los que por criterios de presunta racionalidad dejamos a su suerte»

Pepe Pascual, primer teniente de alcalde durante dos legislaturas

Sábado, 18 de abril 2020, 10:09

Vivir entre el sueño y la pesadilla, en una constante experiencia onírica. La sensación de estar viviendo en tercera persona, como si tu propia vida se proyectase ante tus ojos sin participar. Sentado en el sillón, conmovido en ocasiones, conmocionado en otras, como un mero espectador de tu propio devenir.

El sueño de la tranquilidad en familia, recuperando momentos y proximidades perdidas u olvidadas. De leer un libro, de cocinar, de hablar con Marián y Jimena, de reírnos, de jugar a la WII olvidada o a juegos de mesa que hubo que tirar de memoria para rescatar del abandono. De hacer una pausa en el trabajo o el estudio para tomar juntos una cerveza con un pinchito. De ver una película o retomar una serie. De ver un partido de baloncesto de hace años y recuperar el gusto por músicas que, un buen día, dejaste de escuchar.

Un sueño sobresaltado y oscurecido por las cifras recibidas a las doce, que la gente muere a chorros. Y siempre hay alguien al que pones cara y, aunque nunca hayas cruzado una palabra con él, te sientes especialmente cerca de esa familia que no le ha podido acompañar ni despedir. Y especialmente mueren aquellos a los que por criterios de presunta racionalidad dejamos a su suerte.

La generación que, a base de sacrificios, de renuncias y trabajo, remó contra viento y marea para dirigir la nave hacia la prosperidad que permitiese el tan cacareado estado del bienestar y, en una renuncia común, cerrando viejas heridas en una transición ejemplar, hacia la democracia y la libertad. Esa generación que nos convirtió en los presuntuosos niños maleducados y desagradecidos que tantas veces nos empeñamos en ser. Nuestros propios padres.

Un sueño sobresaltado y oscurecido por un porvenir incierto porque, enterrados los cadáveres, quedará el duelo por los muertos, pero también el dolor por los que en este tiempo han perdido su trabajo, han tenido que cerrar su empresa y pasarán dificultades para llevar la comida a una casa que, tal vez, no puedan pagar. Por un futuro que exigirá sacrificios que, tal vez, no estemos preparados para afrontar.

Cita a las ocho

Seguiremos, mientras tanto, saliendo puntuales a la terraza a las ocho de la tarde para compartir con esos vecinos a los que saludamos una vez al día y desde la distancia, el común agradecimiento a los hombres y mujeres que se están jugando la vida, en las más difíciles condiciones, por nosotros. A los sanitarios, policías, guardias civiles, soldados, bomberos, miembros de las ong que realmente sirven para ayudar, transportistas, gente del campo, de la fábrica y de los servicios; a mis compañeros de Serproman –que las tuberías se siguen rompiendo y hogares siguen quedándose sin luz- y a todos los hombres y mujeres que, a riesgo de su salud, salen a la calle para que los demás podamos quedarnos en casa.

Porque esta pesadilla también está siendo capaz de sacar lo mejor de nosotros y mañana volverá a lucir el sol y volveremos a pasear y a quedar con los amigos para tomar una caña y a comprar sin miedo a encontrarnos con un conocido y a abrazarnos y besarnos buscando esa proximidad que nos hace tan nosotros.

Es posible que, para entonces, muchas cosas hayan cambiado, y ojalá muchas cambien para siempre, pero siempre quedará ese adentro que, cuando sale en comunión con otros, es capaz de sobreponerse a todo, de superarlo y de vencerlo.

Juntos, siempre somos más grandes. Salud y ánimo a todos.

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

hoy «Nos espera un futuro que exigirá sacrificios que, tal vez, no estemos preparados para afrontar...»