

Jueves, 9 de junio 2022, 18:27
«Tenemos que empezar a llamarla rotonda de Vargas». Así lo decía una de las personas que asistió al descubrimiento de la escultura de la costurera que se ha ubicado en la rotonda que lleva a la antigua fábrica textil de Fuentecapala, convertida en un moderno supermercado de Mercadona.
«En el año 1997, nuestro padre decidió iniciar una nueva etapa y retirarse de su vida profesional. En aquel momento los trabajadores quisieron hacerle un homenaje como reconocimiento a su trayectoria. Pero él consideró que solo tendría sentido si el reconocimiento eran mutuo, puesto que siempre decía que no son las personas sino los equipos los que hacen posible el desarrollo de cualquier empresa», según explicó Jesús Vargas hijo, en representación de la familia presente en el acto.
Con esa finalidad, «y para que perdurase en el tiempo», encargó una escultura a Santiago de Santiago que expresase la «delicadeza y el esmero que requiere la elaboración de un traje, y que reflejase el agradecimiento que sentía hacia todas las personas que hicieron posible situar a Fuentecapala entre las mejores empresas de confección del país».
Ese es el origen de la escultura que Jesús Vargas entregó a los trabajadores el 30 de mayo de 1997 en una jornada de puertas abiertas y que ha permanecido en la entrada de la fábrica hasta su desaparición.
«Esta estatua es de ellos, añadió. De los trabajadores que hicieron posible un gran logro. Y el hecho de que se entregue a Navalmoral es también una muestra de agradecimiento hacia este pueblo de Extremadura que acogió en 1957 a un hombre joven, de origen toledano, que entonces portaba, como único equipaje, mucha ilusión y un sueño».
Homenaje mutuo
La alcaldesa, Raquel Medina, insistió en que se trataba de un «homenaje mutuo y de doble vía», al reconocer la figura de Jesús Vargas, «por tener una de las fábricas más importantes de España, dar la oportunidad de trabajar a tantas personas en un momento difícil y ser un referente del empleo femenino».
«Hoy volvemos a realizar este homenaje de doble manera: a Jesús, como sus trabajadores quisieron hacer en 1997, y de Jesús a sus trabajadores y trabajadoras, porque sin ellos una empresa no funciona. Y a partir de hoy siguen entre nosotros y nosotras y siguen siendo en referente a la vista de todas las personas que nos visiten».
El acto tuvo continuidad minutos más tarde con el descubrimiento de la placa que da el nombre de Trabajadoras de Fuentecapala a una calle situada a pocos metros de la plaza de España.
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