Emoción, música, literatura y reivindicación por la igualdad en la gala de los VI Premios Violeta

Dos galardones a título póstumo, a María Florenciano Jaría y Charo Cordero; dos a colectivos, las mujeres de las residencias de la tercera edad y las voluntarias que fabricaron equipos de protección en los momentos iniciales de la pandemia, y dos individuales, a la boxeadora María Pascasio y a la sanitaria Mercedes Gil se entregaron en la noche del martes en la gala de los VI Premios Violeta, que tuvo emoción, música, literatura y reivindicación por la igualdad.

La presentadora, Rosa Bautista, recordó que el acto, celebrado en el Teatro del Mercado, corresponde a la programación del Día 8 de Marzo.

«La pandemia de covid obliga a reorganizar todas las actividades y de lo que debemos alegrarnos es que pueda realizarse y que vaya remitiendo», dijo.

Después se entregaron los premios del XXV Certamen de Relatos Breves del Día de la Mujer, que ha ganado la emeritense Teresa Zurdo, con 'La mujer que llora', siendo segunda la escritora local Cristina Marcos con 'Aquello que compartimos». Ambas leyeron sus relatos.

Y llegaron los Premios Violeta, que concede el Consejo Sectorial de la Mujer entre las candidaturas que se reciben –veinte en esta edición– para destacar la trayectoria, personal o profesional, de mujeres que desarrollan o han desarrollado su actividad en cualquier sector.

El primero, muy emotivo, fue para las residentes en las residencias. «Una generación de mujeres que sufrió escasez, privaciones, falta de oportunidades, desigualdad y un férreo corsé moral. Y que a pesar de tantas dificultades salieron adelante y en tiempos muy difíciles trabajaron, formaron su familia, educaron a sus hijos, ayudaron a sus nietos y cuando creían que ya solo tendrían que enfrentarse a las limitaciones de la edad, han vuelto a verse ante un peligro inimaginable, la pandemia de covid».

Salieron a recogerlo, muy contentas, representantes de las tres residencias locales, «porque esto supone que nos queréis y nos respetáis», dijo su 'portavoz'.

La segunda galardonada –muy emocionada– fue la 'extremaña' Mercedes Gil, zaragozana de nacimiento y morala de adopción, por su amplia trayectoria en el ámbito de la sanidad desde que llegó a Navalmoral en 1984.

La más joven de las premiadas, y la más reivindicativa, fue la boxeadora María Pascasio, con varios títulos nacionales y regionales a pesar de su edad, y que representa «la lucha y el esfuerzo por conseguir un objetivo».

Un reconocimiento inesperado, puesto que murió en 1916, se concedió a María Florenciano Jaría, que fue «mucho más que el ama de llaves de Antonio Concha. Heredera de su legado, fue la principal artífice de la construcción de la sede de la Fundación, de las escuelas mixtas de párvulos y de la creación de la biblioteca. «A ella le debemos la formación de cientos de moralos». Lo recogió Mari Cruz García, Directora Cultural de la Fundación Concha.

Mujeres voluntarias

También merecieron el galardón los grupos de voluntarias que elaboraron material de protección en los primeros momentos de la pandemia. Una representación de ellas quiso estar en el acto. Otras prefieren seguir en el anonimato. Las que estuvieron aseguraron que la sonrisa y la mirada de los sanitarios fue «su mayor recompensa».

Un prolongado aplauso se llevó el último Violeta de la noche, a la recordada Charo Cordero, alcaldesa de Romangordo y presidenta de la Diputación, entre otros cargos. Pero, sobre todo, una mujer muy comprometida con el mundo rural. «Se la echa de menos», señalaron tanto Rosa Bautista como la alcaldesa, quien cerró el acto abogando por unir fuerzas y desarrollar políticas de igualdad para terminar con las brechas que todavía existen.

La gala se completó con la música de la violinista Andreana Yaradzhieva y la interpretación de dos temas de Freddie Mercury a cargo de Andrés Lázaro, profesor del instituto Augustóbriga y voz solista del grupo Magic Queen Alive, así como con la lectura de textos de mujer por estudiantes del IES Albalat.