Carlos Marcos, autor de texto HOY
Las firmas de HOY Navalmoral

Dignidad (o lo que sea que creemos tener)

Ellos están a otras cosas, están a repartirse el pastel, a hacer el paripé en público y luego en privado se comerán a besos, halagos, adulaciones y agasajos.

CARLOS MARCOS

Domingo, 6 de junio 2021, 23:01

Son tiempos de lealtad al líder, de acatamiento a la doctrina dictada no importando si es contraria a las anteriormente pronunciadas; son tiempos de loa, veneración, docilidad y sumisión al caudillo, adalid de nuestros destinos.

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No, no se os ocurra poner en cuestión las nuevas doctrinas, las nuevas elucubraciones, las nuevas humillaciones a las que nos van a someter y/o nos están sometiendo. ¡¡Faltaría más!!, ellos son los únicos que tienen capacidad para decirnos cómo pensar, qué tenemos que decir, a quien tenemos que creer, de donde tenemos que nutrir nuestras inquietudes político-social-ideológicas.

¡A tí que coños te importa si se ha cambiado de discurso!; ¡a tí que más te dará si ahora hay que decir lo contrario que hace pocos meses!; ¡tú quién eres pa' poner en tela de juicio al ¡oh amado líder! y a su sequito; ¡pero cómo te atreves a cuestionar los cambios de criterio, la poca vergüenza, la desfachatez, la ignominia que ellos desde sus tronos celestiales lanzan sobre nosotros.

Acaso, pequeños mortales, pensabais que significabais algo en ese enreo confabulado por esas élites tan lejanas de la realidad, esos egocéntricos presuntuosos, esos grupos endogámicos cerrados a cal y canto, que conspiran para protegerse entre ellos, para atacar entre ellos… para degollarse entre ellos.

Acaso gente normal, comunes ciudadanos, corrientes personas, seres dignos, creísteis que esos que elegimos para que nos representaran, para que nos defendieran, para que ejecutaran nuestros sueños, nuestros anhelos, nuestras ilusiones, iban de verdad a llevarlo a cabo sin antes mirarse al espejo, de asentar sus posaderas en poltronas inamovibles, de procurarse un suculento y fructífero futuro económico y elitista.

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Ellos, para que lo sepas, están a otras cosas, están a repartirse el pastel, a hacer el paripé en público y luego en privado se comerán a besos, halagos, adulaciones y agasajos. Nos utilizarán para sus campañas mediáticas de la defensa de lo puro que ellos dicen representar, pero no se dignarán en ningún momento a volver la cabeza para mirarte; para ver como lo estás pasando; para dar fe de que estás sufriendo, luchando sin resultados, frustrándote. Y tampoco esperes que les importe para nada lo que tú opines, ellos ya tienen marcada su agenda, su recorrido, su ruta política…y de nuevo seremos los tontos útiles de usar y tirar a conveniencia del momento.

Ellos, como sabes, normalizan a asesinos, negocian con golpistas, cohabitan con extremistas y fundamentalistas de amplio espectro, banalizan y se cachondean de las necesidades y las limitaciones de la gran mayoría de la población («temazo no es a qué hora se pone la plancha, sino quién plancha»)… y quieren que les demos el visto bueno. Conspiran, se venden, se arrastran, se humillan en pos de un status nacional i/o internacional que les distinga de nosotros, los simples mortales; especulan, reparten dádivas a afines, marcan al enemigo a batir, e ignoran o hacen la vida imposible a quienes no le «bailan el agua», sin importarles su situación, necesidades o carencias.

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Un paripé, una farsa...

Y se rasgarán las vestiduras, armarán «la de Dios», harán aspavientos enfatizarán y mostrarán expresiones exageradamente fingidas cuando ese, el contrario, el que no tiene sentido de estado, de municipio, de ciudad, no les dé la razón y no comulgue con las ruedas de molino que le quieren meter dobladas. Pero será un paripé, una farsa, una bufonada, cuando el signo cambie cambiará el rol de cada uno, y los que fueron los adalides de la libertad, la igualdad, la fraternidad, y el bien común, adoptarán el papel asignado, cambiará radicalmente el discurso, será el que antes fue el enemigo… y los que estuvieron por encima del bien y del mal, en el poder, en la cúspide, en el summun, cuando se acabe el chollo volverán a ser los reivindicativos, cercanos, amigos, colegas, compañeros…y les seguiremos adulando, baboseando y loando para que nos permitan permanecer a su lado.

«Y el que esté libre de pecado que tire la primera piedra», porque no cabe duda que hay gente digna en ese 'negocio', gente trabajadora, gente que se entrega a los demás por vocación, gente que no se identifica con los 'artistas' que he intentado definir. Pero lo siento, no puedo aceptar que con la omisión, la aceptación, la obediencia debida, o la mansedumbre, se permanezca en silencio y se acepte lo que viene impuesto de arriba, porque entonces será colaborador necesario, y si no se apartan, no marcan las distancias, no reniegan de esos usos y costumbres su vergüenza, su indignidad, su vileza será la misma que la de los otros…y no habrá excusa que les exculpe.

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«Lo último que se debe perder no es la esperanza…es la dignidad»

Salud y fuerza

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