«Es muy difícil entender esta obsesión por apartar a un grupo que lo único que ha hecho ha sido trabajar»

Como miembro de la Junta Local (disuelta) del PP, quisiera dar mi opinión sobre la situación que está viviendo el partido en Navalmoral, y sobre todo dar a conocer cuáles han sido los motivos por los que nos hemos visto obligados a tomar ciertas decisiones.

Para poder entender como hemos llegado hasta aquí, es necesario retroceder a lo que sucedió en las elecciones municipales de 2015, porque ahí fue donde empezó todo. En esas elecciones se produjo una debacle electoral, donde pasamos de una cómoda mayoría absoluta con nueve concejales a una fría oposición con solo cinco ediles, derrota cuyo origen estuvo en las luchas internas que se produjeron en aquellos días, y de cuya causa no quiero hablar, salvo para decir que no creo que a Jaime Vega se le pueda achacar responsabilidad alguna en dicha derrota, ya que iba de número 10, creo recordar, y además, no participó para nada en la confección de aquellas listas.

Digo todo esto, por si hay alguien que intenta, torticeramente y con mala fe, cargar a Jaime Vega con una responsabilidad que no tuvo en aquellas elecciones. A partir de ese momento se produjo una situación de caos, desbandada y desmoralización dentro del PP local, a la cual se tuvo que enfrentar Jaime nada más acceder a la presidencia en abril de 2018 con los pocos que permanecimos a su lado.

Por la misma razón, es necesario recordar también las elecciones de 2019, las únicas a las que se ha presentado como candidato hasta ahora, y en las que contra todo pronóstico consiguió mantener los cinco concejales, lo fue todo un éxito, ya que las encuestas nos daban no más de dos. Sin embargo fue ahí donde Jaime Vega fue sentenciado. Había que quitarlo de en medio al precio que fuera.

A partir de ese momento, y durante los últimos cuatro años, no solo no hemos recibido ni la más mínima ayuda por parte de la dirección provincial, como creo que hubiera sido su obligación, si no que más bien lo que hemos recibido han sido palos en la rueda para hacernos desistir y fracasar. Han sido cuatro años de ignorar a este grupo y de someterlo a toda clase de menosprecios, durante los cuales hemos agotado todas las vías posibles para intentar que este conflicto interno se resolviera dentro de los organos establecidos para estas cuestiones, acudiendo a los Comités de Derechos y Garantías tanto regional como nacional para explicar lo que está sucediendo y pedir amparo ante el atropello que se nos quiere hacer.

Estamos a la espera de que el comité nacional se pronuncie. Sin embargo, el regional, sí que ha reaccionado rápidamente ante nuestra petición de amparo con la expulsión cautelar de todos sus cargos de nuestro presidente, a la vez que estableciendo una imnominiosa gestora.

Estas dos decisiones, tomadas con posterioridad a la presentación de nuestras denuncias, demuestran que se está actuando con mala fe por varios motivos. Por un lado, porque al ser el tema que nos ocupa de una antigüedad de más de cuatro años, han esperado a sacarlo en un momento en el que poder ahogar nuestra capacidad de defensa debido a las escasas fechas de las que disponemos. Por otro lado, porque al haber expulsado al presidente y a la junta local, pretenden maniatarnos al objeto de impedirnos que podamos recurrir las decisiones posteriores que se tomen.

Habría que preguntarse, si la junta local hay que renovarla cada cuatro años, ¿porqué llevamos más de un año con el mandato excedido y sin convocar las reglamentarias elecciones primarias?, sobre todo cuando su candidato elegido lleva más de un año nombrado a dedo. Es posible que pensaran que utilizando la Ley del «porque yo lo digo» habría más garantías de éxito que presentando a su candidato a unas elecciones democráticas, tal como se recoge en los estatutos del PP.

Obsesión difícil de entender

Es muy difícil llegar a entender esta obsesión por apartar a toda costa a un grupo que lo único que ha estado haciendo durante estos últimos cuatro años ha sido trabajar incansablemente, desarrollando una labor de oposición intachable y en beneficio del propio PP. Decisiones mucho más inexplicables si tenemos en cuenta que se toman a sabiendas no solo del daño ya causado, sino del que se va a causar a los intereses del partido e incluso a los propios ciudadanos de Navalmoral.

Como ya se sabe, hemos recurrido a la justicia, y estamos a la espera de que el juez se pronuncie. En la decisión de la Justicia confiamos plenamente, pero como también sabéis, tiene sus tiempos, los cuales dificultan enormemente que podamos explorar esta vía en un tiempo que nos resulte de utilidad.

En consecuencia, y dada la proximidad de las elecciones municipales, tendrán que ser los ciudadanos de Navalmoral quienes decidan nuestro porvenir como grupo político para que podamos seguir luchando por defender y transformar esta ciudad, estos deseos son nuestra única motivación para continuar.

Por ello, y para poder dar continuidad al trabajo que venimos desarrollando durante los últimos cuatro años, nos hemos visto obligados a presentar un nuevo partido, Liberales y Moralos, defendiendo nuestro compromiso con Navalmoral y convencidos de que no hay obstáculos ni malas artes que puedan con la verdad.

Quiero aprovechar esta tribuna para anunciar públicamente mi cese voluntario como afiliado al PP de Cáceres, al que he pertenecido desde el día 31 de marzo de 2002 con el nº de afiliado 14.636. Nunca pensé que llegarían a obligarme a tomar semejante decisión, aunque ya se lo advertí personalmente no hace mucho tiempo a Laureano León, y es que la dignidad de las personas no se puede pisotear con tan poca consideración.

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